¿Han devorado las garotas brasileñas a los choqueiros?

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

CAMBADOS

MARTINA MISER

La excesiva programación del entroido condiciona una fiesta que ha perdido espontaneidad

07 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Fue a principios de los años ochenta. El entroido vilagarciano languidecía y la comisión que entonces se encargaba de organizar los festejos del carnaval decidió que copiar el modelo del desfile podía ser una buena idea. Y así fue. Unas garotas un par de años después en plena gira galaica y recién llegadas de la Festa do Cocido hicieron el resto. El desfile del martes enraizó de tal forma en el día a día vilagarciano que hasta se ha instaurado una media jornada festiva en la que las tiendas cierran para que todo el mundo pueda ir al desfile. Y hasta luego a los choqueiros.

Porque, claro, una cosa es ir, y otra participar. En Vilagarcía, como en otras localidades de la comarca de O Salnés, mucha gente acude al desfile como iría a la opera. No abundan los disfraces entre quienes se apilan en las aceras. Y, en muchas ocasiones, tampoco difieren mucho los grupos que se van a ver porque está ya establecido un calendario de desfiles en el que ninguna localidad se pisa con la vecina.

Víctor Caamaño (BNG) es el concejal de Cultura de Cambados y reconoce que esa enconsertización del entroido es un problema, y un problema de difícil solución. «Estás un pouco atrapado, porque o desfile hai que facelo», reconoce. El edil nacionalista lamenta sobre todo la desaparición de las comparsas, que contribuían a darle un ambiente mucho más carnavalero a la localidad cambadesa. Y ve ahí un hueco en el que poder revitalizarlo más allá de la programación oficial. Buscando, sobre todo, el relevo generacional con la creación de agrupaciones de gente joven, con el apoyo de las asociaciones vecinales.

Para Sonia Outón (PSOE), concejala de Cultura en Vilagarcía, el problema es estructural. De fondo. Y pone un ejemplo: «A las verbenas la gente también va a ver un espectáculo, ya no va a bailar», explica. Outón reconoce que la participación de los ciudadanos en el desfile de Vilagarcía se ciñe a ver pasar a los disfraces y que, ni siquiera, hay demasiada interacción entre quienes desfilan y quienes los ven desfilar. «¿Qué puede hacer un Concello -se pregunta- si la gente no quiere disfrazarse?».

Es verdad que en localidades como O Grove, donde tienen hasta su día do choqueiro, o A Illa la rebeldía que debe reinar en el entroido aún permanece. Sin embargo, alerta Carlos Rey que no deben despistarse. «Eu inda lembro os vellos da Arousa botándolle fariña o luns a todo o mundo», afirma.