Los feligreses de Vilariño llevan más de tres años esperando por un aseo

Bea Costa
bea Costa CAMBADOS / LA VOZ

CAMBADOS

MARTINA MISER

Tienen el sitio, el dinero y el permiso del Arzobispado, pero el cura no lo permite. Los vecinos reúnen 867 firmas pidiendo un baño en la iglesia parroquial

31 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los feligreses de la parroquia de Vilariño (Cambados) tienen un problema. Cuando van a misa, a la catequesis y a cualquier otra celebración litúrgica (bodas, bautizos, comuniones o funerales) no tienen donde ir al baño porque el templo carece de aseos. Para solucionar este problema, la asociación de vecinos O Batuqueiro empezó hace más de tres años las gestiones para construir un baño aprovechando los soportales situados en el exterior de la iglesia, que se usaban como almacén. Su empeño dio sus frutos y consiguieron lo más difícil, que el Concello le financiase la obra y que el Arzobispado y Patrimonio les concediese los permisos oportunos. Pero se encontraron con un obstáculo inesperado: la oposición del párroco.

«Cando chegou alí o contratista para empezar a facer a obra, botouno fóra», según relata el presidente de la asociación José Rodríguez Carro, y, desde entonces, no se ha colocado ni un ladrillo.

El párroco Don Jesús no es partidario de hablar del asunto pero sí explicó a este diario que si no deja que empiecen los albañiles a trabajar es porque el proyecto que pretenden ejecutar los vecinos no se ajusta a las medidas autorizadas en su día por el Arzobispado, y que en cuanto Santiago dé luz verde, él no pondrá más obstáculos.

La asociación vecinal esgrime que esa versión no se ajusta a la realidad e insiste en que el proyecto cuenta con los parabienes de todos los estamentos implicados. Ante esta situación, ha iniciado una recogida de firmas por la parroquia que ha encontrado un gran eco. La mitad de los vecinos de Vilariño, 867 para ser exactos, han estampado su firma en un papel que ha sido remitido ya a Santiago, adjunto a una solicitud de mediación por parte de la jerarquía eclesiástica. A la vista de los impedimentos que pone el párroco, los vecinos piden al Arzobispado que envíe a un representante para que, in situ, medie ante el cura en aras de alcanzar un acuerdo que permita construir el controvertido aseo. La asociación explica en su carta que son muchos los vecinos que precisan este servicio -especialmente niños, personas mayores y con problemas de movilidad- y que una parte de ellos se desplazan a otras parroquias por esta carencia, «o que está provocando unha diminución considerable dos asistentes aos actos litúrxicos».

Más allá de la corrección que impone la comunicación epistolar, José Rodríguez afirma que entre los feligreses hay una gran indignación por todo lo que está ocurriendo y que este malestar ha propiciado, incluso, escenas desagradables en el interior del templo. «É indignante que se nos trate así, non o imos consentir», afirma.

El aseo de la discordia mide poco más de nueve metros cuadrados y consta de un inodoro adaptado para minusválidos y una pileta. A mayores, todavía queda un hueco libre bajo los soportales, del que se puede disponer para otros usos, según explican los vecinos.

El presupuesto de la obra es de cinco mil euros, que se financian con fondos municipales. En el interior de la iglesia parroquial sí hay un aseo, pero es de uso exclusivo del sacerdote, según informa la asociación.