Juan Vázquez, el ejecutivo que se enamoró de la viticultura

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso CAMBADOS / LA VOZ

CAMBADOS

MARTINA MISER

El International Wine Challenge Merchant acaba de elegirlo como la personalidad del 2017 en el mundo del vino

22 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace ya 23 años que Juan Vázquez Gancedo, natural de Lugo, llegó a Cambados para ponerse el frente de Bodegas Martín Códax, pero hace solo quince que decidió echar raíces en esta tierra. Y quién le convenció de quedarse fue un viñedo. «Dos socios de la cooperativa me animaron durante un viaje a Milán a plantar mi propia viña. Es lo más bonito que he hecho en mi vida, después de mis hijos», explica ahora. Porque a este ejecutivo, el albariño le cambió la vida. Y no porque él sea el principal responsable de que la cooperativa cambadesa sea hoy una de las empresas referentes de Galicia, sino porque en su cultivo encontró otra forma de ver la vida. «Me dio otra perspectiva, no la del ejecutivo agresivo, sino la del viticultor tranquilo, que piensa a largo plazo», argumenta.

No quieren que le llamen viticultor, «me parece una falta de respeto para los que se dedican a eso de verdad, porque yo podo de vez en cuando, o voy a desnietar una tarde», relata. Pero lo cierto es que ha encontrado en esta profesión una de sus pasiones. En el cultivo de la vid y en el de la huerta, porque más tarde nos confiesa que en casa tiene su propio huerto ecológico. «Es un antiestrés. A las diez de la noche puedo estar quitando tomates o aplicando algún tratamiento ecológico», relata. Es «una víctima de los tutoriales de Youtube, porque ahí puedes aprender de todo». Así que no debemos extrañarnos cuando nos prepara un Hashimi de lubina con navajas y vinagreta de albariño. Un plato propio de la alta cocina. «Si dijera que cocino sería una falta de respecto hacía los chefs. Yo lo hago esporádicamente porque es una terapia buenísima y me relaja. También me eleva la autoestima, porque mi mujer dice que está todo buenísimo», bromea.

Vázquez Gancedo no solo es el director general del grupo Martín Códax, también es patrono experto en el observatorio español del Mercado del Vino, vocal del consejo rector de la Plataforma Tecnológica del vino y profesor en un máster de la Universidad de Santiago. Así que la pregunta es obligada, ¿de dónde saca tiempo para todo? «Tuve un jefe que me dijo una vez Juan, las vacaciones forman parte del trabajo. Y es cierto. Si no consigues tu válvula de escape te mueres. Si es algo que te gusta, acabas encontrando tiempo», sostiene. Porque lo mismo que para él es fundamental poder relajarse paseando por su viñedo, también lo es estar presente en esas entidades nacionales. «¿Tú sabes qué atalaya supone estar ahí con otros expertos, recibiendo información de lo que se está cociendo?», pregunta. Es imprescindible, «me permite estar con gente de otros lugares y me enriquece», explica. Toda esta actividad le ha permitido erigirse como personalidad del año 2017, según el International Wine Challenge Merchant. El premio lo falla un prestigioso jurado internacional, que preside el español Master of Wine, Pedro Ballesteros. «Estoy muy ilusionado, en lo personal por todo lo que he trabajado, pero este premio reconoce que Martín Códax es un modelo de empresa», asegura. Es cierto, el jurado ha querido destacar el importante papel de las cooperativas, que elaboran el 65 % del vino que se produce en España. «En Europa están consideradas como empresas avanzadas, dinámicas y más adaptadas al modelo de sociedad que exige el consumidor: porque estamos más cerca del consumidor y tenemos una mentalidad más orientada a generar valor, pero también sostenibilidad», afirma. En España, en cambio, «parece que somos los de la boina». Por eso le gusta tanto ese premio, «porque está diciendo que Martín Códax es un modelo de empresa. No es que sea la menos mala de las cooperativas, está diciendo señores de la empresa privada, aprendan de Martín Códax», asegura.

Vázquez Gancedo se considera un afortunado porque hace ahora 23 años «encontré unos viticultores apasionados, dispuestos s trabajar en colaboración -no teniendo cada uno su propia bodega- porque tenían la visión de que juntos llegarían más lejos». Tenían algo más, la idea de que para sacar adelante su proyecto hacían falta profesionales y eso le permitió «crear un equipo de ensueño, con gente más preparada, formada y viajada. Hay gente que tiene miedo a tener buenos profesionales a su lado y no se da cuenta de que eso te va a hacer más grande a ti», explica. Su labor, añade, ha sido la de coordinar a todo ese equipo. Un grupo de personas que han convertido a esta cooperativa en todo un referente. Seguro que parte de ese éxito radica en saber cuándo es necesario desconectar, cuándo hay que escaparse a pasear por un viñedo. «Mi ilusión para cuando me jubile es la de subirme a un tractor y estar allí todo el día», concluye.

«En Europa las cooperativas

están consideradas empresas avanzadas», dice