Un plante de los compradores cierra la lonja por el despido de tres trabajadores

Rosa Estévez
rosa estévez CAMBADOS / LA VOZ

CAMBADOS

Martina Miser

La protesta llegó tras conocerse que una sentencia avalaba la decisión de la cofradía

10 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El día empezó ayer con buenas noticias para la cofradía de Cambados: dos sentencias judiciales avalaban su actuación en dos casos laborales. Una de ellas confirma el despido de un trabajador del servicio de vigilancia. La otra, dictada por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, declaraba procedente el despido de los tres trabajadores de la lonja que había sido declarado improcedente previamente.

La noticia corrió como la pólvora por la villa cambadesa. Y por los grupos de WhatsApp. Por la tarde, a los teléfonos de muchos marineros arousanos llegaban avisos recomendándoles que no llevasen su pescado a la lonja cambadesa, ya que los compradores no iban a comprar. Efectivamente, en tierra se había fraguado una protesta. A las seis de la tarde, cuando debía empezar la subasta de pescado, los compradores se negaron a pujar. Solo un par de ellos lo hicieron, entre una lluvia de aplausos, gritos y abucheos. A las siete de la tarde, visto ya que no iba a haber subasta, la cofradía tomó la decisión de cerrar la lonja. «Cando se termina a subhasta, límpase e os traballadores marchan. ¿Para que van quedar aquí?», decía la vicepatrona mayor, María José Cacabelos.

Pero los compradores no estaban dispuestos a salir de unas instalaciones que, sostienen, tienen que estar abiertas hasta las ocho de la tarde. Fue requerida la presencia de la Guardia Civil, que desplazó una patrulla hasta el lugar. Y, aunque de puertas afuera, la concentración, a la que se habían sumado algunos de los despedidos y caras conocidas como la de Benito González y Francisco Miser, siguió hasta pasadas las ocho de la tarde.

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Non imos tolerar boicots

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Los compradores aseguran que seguirán con sus protestas. «Que fagan o que consideren», decía ayer el patrón mayor, Ruperto Costa, que por la tarde acudió al cuartel de la Guardia Civil a denunciar lo ocurrido. «Os compradores decidiron non comprar e rebentar a subhasta, abucheando e intimidando a quen si quería facelo», narra. Lo ocurrido, señala, ha supuesto «pérdidas para os armadores e para a propia lonxa», y el pósito tiene claro que ese tipo de comportamientos los va a denunciar «e pedir responsabilidades a quen lle corresponda». «Non imos aceptar boicots», concluía el patrón mayor.

El contundente fallo del TSXG

El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia ha declarado procedentes los despidos de tres trabajadores de la lonja de Cambados. Esos despidos habían sido declarados nulos por un juzgado de Pontevedra, en una sentencia que fue recurrida por la cofradía. El TSXG resolvió anular aquella sentencia por causar indefensión a la cofradía y se repitió el juicio. Una segunda sentencia del Juzgado de Pontevedra acordó, entonces, declarar improcedentes los despidos. Dicha sentencia ha sido enmendada ahora por el alto tribunal, tras un recurso presentado, de nuevo, por la cofradía.

La sentencia del TSXG declara hechos probados que los lonjeros despedidos, «en una serie de días concretos, habrían retirado del marisco existente en la lonja para la venta o como sobrante, determinadas cantidades, actuación que se habría realizado incluso en algunos de los días tomando puñados de almeja de distintas cajas o lotes». La Sala diferencia entre el marisco que pudieron comprar legalmente los lonjeros a las depuradoras de aquel otro marisco que procedía de los lotes puestos a la venta y de los excedentes que deberían ser devueltos al mar, apropiándoselos y defraudando los controles impuestos por la Cofradía para respetar la trazabilidad de los productos alimenticios. Tales hechos, señala la sentencia del alto tribunal, «denota una transgresión de la buena fe contractual y un abuso de confianza» por parte de los tres trabajadores: un peón, un jefe de segunda y uno de primera.

Pese a esos hechos probados, el Juez de Pontevedra había declarado en la sentencia ahora anulada «la improcedencia de los despidos con fundamento en una serie de consideraciones»: la desproporción de la sanción pues «habría habido una tolerancia previa de la empleadora», y porque no consideraba los hechos como sustracciones al entender que no existía ánimo infractor y porque «hubiera habido compras de mercancía por parte de tales trabajadores a las empresas depuradoras». Pero la sala discrepa: «Tales circunstancias no tienen reflejo en los hechos probados, ya que en buena medida son consideraciones o valoraciones jurídicas que el magistrado presenta de manera ciertamente imbricada». «No compartimos la valoración jurídica que de tales circunstancias hace el magistrado de instancia», dice el TSXG. En primer lugar, porque «llevarse sin ningún control marisco de la lonja» es un comportamiento «inexcusable y grave para unos trabajadores que prestan servicios en una cofradía». «Resulta poco menos que increíble que pudieran desconocer, al menos en sus líneas generales, los controles y normativa que pesaba sobre ese producto».

Los trabajadores reconocieron «que en algunos casos habrían atendido algún encargo de negocios de hostelería o e particulares». «Tal conducta, en tanto no consta tolerada por la empresa, comportaría una entrega de marisco no autorizada y previa a su depuración, a una empresa o particular, lo que determinaría igualmente una transgresión de la buena fe contractual». Los trabajadores aportaron certificados de varias empresas depuradoras con las que pretendían dar cobertura a sus acciones. Pero «no está acreditado que la almeja de la que se apoderaron los trabajadores despedidos se corresponda en concreto con la que pudieron los mismos adquirir a las empresas depuradoras que, a su vez, adquirían tal producto en la lonja».

Proporcionalidad

La sentencia del TSXG considera que el despido de los trabajadores es proporcionado. Y lo es por tres razones: que «existieron advertencias e indicaciones claras sobre la erradicación de otras prácticas previas por parte de los trabajadores; estos conocían las nuevas medidas de vigilancia con cámaras y porque la conducta acreditada no es la anteriormente tolerada por la empresa -facturación directa del marisco a los propios trabajadores-».