Dos horas y media de y tú más

Bea Costa
bea Costa CAMBADOS / LA VOZ

CAMBADOS

MARTINA MISER

El pleno de Cambados aprobó las cuentas del 2016 y el presupuesto del 2017 con los votos en contra del PP

30 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Si algo quedó en evidencia en el debate de los presupuestos de Cambados es que los números también son interpretables. Partiendo de un mismo documento, la lectura que hicieron gobierno y oposición fue diametralmente distinta. La buena gestión que para el concejal de Economía, Xurxo Charlín, destilan las cuentas de este año, se torna en ineficacia a los ojos del portavoz del PP, Luis Aragunde. Nada nuevo bajo el sol, como tampoco lo fueron los argumentos esgrimidos.

Charlín se escudó en la herencia recibida debido a la mala gestión anterior y el popular volvió a airear los consabidos retrasos en la apertura del centro de día, la plaza de abastos y la obra de la piscina. La culpa es de la Xunta, argumentan desde el cuatripartito, mientras que en la bancada de enfrente les reprochan la escasa inversión del presupuesto del 2017 y que se esperase a finales de septiembre para presentarlo al pleno. «Outro récord deste goberno», señaló el popular.

Salieron a relucir temas recurrentes: la falta de financiación para Esperanza Salnés, un asunto que el PP explota siempre que puede para desesperación de Tino Cordal y compañía; la falta de proyección internacional de la Festa do Albariño; la limpieza del pueblo, que unos dicen que es peor que nunca y los otros lo contrario, y otro tanto en relación a los centros culturales y las instalaciones deportivas. A las solemnes proclamas de Aragunde, «este é o goberno que máis lle custa aos cambadeses na historia de Cambados, e o que menos fai», Charlín contraatacó sacando los supuestos trapos sucios del PP en la alcaldía, a cuenta de la famosa factura de Pérez Ardán o la nave logística que nunca se usó.

Hubo para todos y en el pleno del jueves también quedó demostrado que, en la política local, la historia se repite. El debate bien podría corresponder a un pleno de hace tres años, con la única diferencia de que los reproches que ahora lanza el PP en la oposición los hacían antes el PSOE y el BNG, hoy en el gobierno. Y en la espiral del y tú más no podían faltar, y no faltaron, los reparos de intervención, el pago de horas extras y los gastos de los órganos de gobierno. Si Fátima Abal llegó a denunciar ante el juzgado el excesivo gasto en horas extras bajo el mandato de Luis Aragunde, el exalcalde sacó a relucir los números del pasado año. «Fixéronse 1.150 horas extras máis das que permite a lei, houbo un traballador que cobrou 1.500 euros por cinco días de traballo, ¿non iades cambiar vos isto?», espetó el popular. «Si, pero as horas extras son de operarios e policías non do persoal de confianza do alcalde como facías ti», le respondió la alcaldesa. «Si pero eu non tiña chófer». «Eu tampouco», remató la socialista.

Tras una tediosa exposición de cifras por parte de Xurxo Charlín y al cabo de dos horas y media de debate -primero a propósito de la cuenta general del 2016 y, después, del presupuesto de 2017- la alcaldesa tuvo que hacer un llamamiento a la brevedad. Faltaba media hora para la medianoche y todavía quedaban por delante los ruegos y preguntas y la moción de Tino Cordal pidiendo la apertura de la tercera planta del Hospital do Salnés, en la que el PP también votó en contra.

Fátima Abal ya había tenido que interrumpir a Luis Aragunde alegando que se salía del tema y que recurría a la demagogia sistemática y había llamado también al orden dos veces al concejal Antonio Pombo.

El público empezaba a dar señales de hartazgo y se procedió a votar. Nada fuera del guion. Nueve votos del cuatripartito frente a ocho del PP; presupuesto aprobado. José Ramón Abal optó por quedarse callado. No era esa la idea del concejal de Pode a primera hora de la tarde.