La agenda avanza con sus más y sus menos en las principales plazas de la comarca
20 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Los cien días de cortesía están a punto de caer y es momento de hacer un primer balance de la renovación de los gobiernos municipales en Arousa. Con un mapa político que las urnas cambiaron en mayo radicalmente (las tres principales poblaciones de la comarca se les escaparon al PP de entre los dedos, además de plazas de enorme valor simbólico, como Ribadumia), quien más quien menos se está asentando todavía en el cargo.
vilagarcía
La agenda sigue, la organización se estanca. Por lo que respecta a Vilagarcía, lo más destacable de este período inicial no tiene que ver tanto con la gestión de los recursos municipales, pues el equipo de Alberto Varela va sacando adelante su agenda, como con una cuestión básica y previa: la organización de la corporación, incluyendo salarios y asignaciones económicas, la gran asignatura que los socialistas mantienen pendiente tras su retorno al poder en la tercera ciudad de la provincia.
El PSOE ha puesto en marcha la reducción del IBI, como prometió en campaña, al igual que los comedores escolares de verano. Se ha reforzado con un trabajador el área de Servizos Socias, se aceleró hasta su conclusión la pesadilla de la reforma de la plaza de España, las fiestas se llevaron a cabo con poco margen y se han corregido errores garrafales como la ampliación del campo de fútbol de Bamio o la ausencia de un estudio arqueológico que permitiese desbloquear la intervención sobre la calle Vista Alegre.
Tampoco faltan cuestiones de largo recorrido que dan sus primeros pasos. Es el caso de la revisión del PXOM o la negociación con la plantilla, cuyas relaciones con Fole estaban prácticamente rotas, y la patata caliente de las brigadas de tarde que los socialistas se han comprometido a suprimir. El Concello va a repensar la segunda fase de la plaza de abastos y trata de meter baza en el endémico problema de las inundaciones, con actuaciones en el río de Santa Mariña o el alcantarillado de Rosalía de Castro. Dentro de una semana, la jefa territorial de Costas visitará la ciudad para abordar la demolición del piorno de A Concha, otra promesa electoral.
Pero hay también dudas. El Puerto ha arruinado el sueño socialista de un gran ambulatorio en el solar de la antigua Comandancia. De la cesión de O Ramal y la liberación de la desembocadura de O Con nada se sabe o nada se ha anunciado tras el primer contacto entre Varela y Sagrario Franco. La playa está hecha una pena, al igual que el gimnasio de Rubiáns, y ni la consellería de Medio Ambiente ni el de Educación dan señales de vida mientras el ADIF obliga a acelerar la búsqueda de bolsas de aparcamiento, el centro comercial de Megasa sigue vivo y Fexdega necesita un modelo. Presupuestos y ordenanzas pondrán a prueba de nuevo la capacidad de la izquierda para entenderse.
Cambados
De la sorpresa a la calma. Ni siquiera tenía el discurso preparado porque Fátima Abal había descartado la idea de asumir el bastón de bando. La votación para elegir alcalde en Cambados fue toda una sorpresa. Las negociaciones entre Somos, PSOE, BNG y Cambados Pode parecían haber entrado en un callejón sin salida pero aquella mañana se hizo la luz. Y nació el cuatripartito que destronaba al PP de la alcaldía tras muchos años. Hubo discusión con los sueldos y por los concejales liberados, por supuesto, pero tras la tempestad por ahí ya llegó la calma porque había cosas urgentes que solucionar. Con la fiesta del Albariño encima, tocó apurar el paso para preparar los festejos. Hubo cambios. El más destacado lo que desde el cuatripartito se definió como «despolitizar a festa», y la retirada de la ayuda económica al acto de los Cabaleiros. Conseguir que la sede la Consello Regulador se traslade de Pontevedra a Cambados es uno de los grandes retos a los que se enfrenta el cuatripartito. Más allá de la fiesta sorprendió que en el acuerdo de gobierno el BNG renunciara a la peatonalización de Fefiñáns, una reclamación histórica de la formación nacionalista. La izquierda también ha renunciado al PXOM.
o grove
Diálogo con los vecinos. A golpe de wasap y a través de las redes sociales. Así convocó José Antonio Cacabelos a los vecinos de O Grove para reunirse con ellos. Había comprometido una mayor comunicación con quienes le eligieron y no tardó mucho en cumplir su promesa. Y ese debate, ese compromiso, es la llave que el regidor maneja para intentar sacar adelante el PXOM, esa caja de Pandora que cuando alguien intenta abrirla hace honor a su leyenda. El otro compromiso que ha cumplido en los primeros cien días ha sido el acuerdo con la empresa que gestiona los polémicos, por la importante cantidad de multas que generaron, semáforos con cámaras de las calles Xoán XXIII y Teniente Domínguez para su retirada definitiva. Para comprobar que cumple también en otro de sus grandes objetivos habrá que esperar unas semanas porque el regidor se ha marcado como gran reto conseguir que la Festa do Marisco no sea deficitaria. Hablar de O Grove es hablar de turismo y, curiosamente, la iniciativa que dio más que hablar durante el verano por su extraordinaria aceptación no partió del Concello sino de la asociación de hosteleros: el Grobús se convirtió en el medio de locomoción más usado por los turistas que se acercaron a la localidad meca.
El modelo de Vilagarcía depende en buena medida de un Puerto no muy receptivo
De momento, el cuatripartito no se atreve con la peatonalización de Fefiñáns
O Grove despide a sus semáforos multadores, pero el PXOM sigue siendo la clave
100 días de gobiernos locales