La oferta musical del Albariño continuó anoche con la actuación de James
01 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Para Treixadura, el del jueves por la noche en Cambados no fue un concierto cualquiera. No podía encontrar mejor lugar para celebrar sus bodas de plata, al son de Vendima Tarda, porque fue en la villa del albariño, hace 25 años, cuando Xaquín Xesteira y Antón López empezaron a barruntar lo de unir sus talentos a los de Xan y Xabier y empezar a tocar juntos. Deste entonces, Treixadura ha ganado en solera y en número, convirtiéndose en uno de los grupos de referencia de la música tradicional gallega. Sus gaitas, panderetas, bombo y voces lograron poner en pie al público de la plaza de Fefiñáns -que en su mayoría pudo seguir cómodamente sentado el concierto- y Xesteira puso al personal a cantar braceando cual director de orquesta desde la atalaya del escenario. Jugaba en casa y se notó. Al gaiteiro cambadés se le vio entregado al respetable y este se lo agradeció «tocando o pandeiro» a coro y tarareando «Santa Uxía de Ribeira». «Hai concertos bos, menos bos e prescindibles», apuntaba el acordeonista del grupo, pero el del jueves no entra en ninguna de esta categoría. Fue uno de esos conciertos que la formación no olvidará, en el que no faltaron agradecimientos al Concello de Cambados, a Pitusa Losada y los vecinos de la calle Isabel II y al coro Cantigas e Agarimos, que los acompañó en su cita con una abarrotada plaza de Fefiñáns. Y como dicen que en la variedad está el gusto, Cambados ofrece estos días música de muy distinto pelaje. Los aturuxos y las gaitas de Treixadura dieron paso anoche a las guitarras y ritmos indies de James, que dejaron en Fefiñáns sonidos próximos a los de grupo Coldplay. La música sigue hoy con Mario Vaquerizo y el domingo, con la Banda de Castrelo.