Una capa de pintura para recuperar la historia que A Illa escribió en sus muros

A Illa tiene fama de ser una localidad batalladora y firme en la reclamación de sus derechos. A fin de cuentas, tuvieron que pelear duro para conquistar lo que a muchos otros ayuntamientos les fue dado con mayor facilidad. Tuvieron que pelear por la luz, por el puente, por la independencia... Muchas de esas reivindicaciones dejaron huella en los muros de una localidad que convirtió las pinturas reivindicativas en todo un género artístico. Así lo han visto en el colegio Torre-Illa, que ayer sacó a un nutrido grupo de estudiantes a la calle para recrear algunas de aquellas míticas pintadas con mensaje. En total, se repintaron cinco murales en el lugar de O Portiño, donde la comunidad educativa había conseguido que les cediesen un muro lo suficientemente grande para trabajar.

«Non se trata de recuperar as pinturas que xa había no seu momento, porque moitas simplemente non están... Nin están os muros sobre as que foran pintadas!». Quien habla es Mila Bouzón, una de las profesoras que alumbraron este proyecto, que nació en un aula y acabó contagiando a todo el colegio. Dos padres con buena mano para esto del arte, Sebas y Lasko, colaboraron con la comunidad educativa, trazando los perfiles de cinco murales históricos. «A chave para 6.000 presos», «Segregación xa!», «Liberdade, o berro dun pobo asoballado», «Xuntos, farémolo», son algunos de los lemas que han vuelto a brillar en O Portiño.

Esta acción tiene un objetivo muy claro: acercar a la rapazada de A Illa a la historia de su pueblo. Una historia de la que, en este caso concreto, fueron protagonistas sus padres y madres, sus familias. El alumnado lleva tiempo indagando en sus casas sobre aquellas viejas pinturas reivindicativas de las que les hablaban en el colegio, recuperando fotos, escuchando la historia de boca de sus protagonistas. Y de esa manera, convirtiéndose a su vez en protagonistas del devenir de A Illa, ya que con sus manos no solo han contribuido a recuperar parte de un patrimonio artístico que debería tener algún tipo de reconocimiento, sino que al mismo tiempo han dejado un legado para quienes vienen detrás.

El proyecto, explica Bouzón, nació en un aula, despertó el interés del resto de las clases y la ola parece seguir creciendo. Así que desde el colegio no descartan seguir profundizando en esta línea de trabajo, buscando a los autores de los murales originales para realizar algún tipo de actividad conjunta, abriendo una puerta entre el pasado, el presente y el futuro. La posibilidad de hacer una exposición con las imágenes recogidas de las viejas pintadas es otra propuesta que está sobre la mesa. Sea lo que sea lo que decidan hacer, seguro que la iniciativa se convierte en un éxito. A fin de cuentas, A Illa es una de esas localidades donde se sigue valorando saber de dónde se viene para poder decidir hacia dónde se va.

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