No hay límites para Eva Dios, que compite en Primera con solo un 20% de audición

A ILLA DE AROUSA

MARCOS MÍGUEZ

Una de las grandes perlas del fútbol femenino gallego, con solo un 20% de capacidad auditiva, ya juega con regularidad en Primera Iberdrola con el Deportivo

20 nov 2020 . Actualizado a las 12:46 h.

Es uno de los mayores talentos emergentes del fútbol femenino gallego y solo tiene un 20 por ciento de capacidad auditiva. Su nombre es Eva Dios (A Illa de Arousa, 2002), hija de Jose Dios, histórico del balompié gallego en equipos como el Céltiga o el Cambados, con el que jugó en Tercera. Eva ya ha debutado en Primera Iberdrola con el Deportivo. Ha jugado los últimos cuatro partidos en la élite pese a su discapacidad, pero ella no quiere sentirse ni especial ni diferente al resto: «Para mí no es un inconveniente. Hay que luchar por lo que uno quiere. Esto no tiene que ser un impedimento», explica.

«Es un ejemplo de superación. Llegar a donde está ella lo hace muy poca gente y, con el problema que tiene, que es un hándicap, le da mucho más mérito aún», matiza con orgullo su padre. «Tiene un 80 % de pérdida, le falta muy poquito para la sordera. Eva sin audífonos no escucha, con ellos sí y además lee mucho los labios», agrega.

«Mi problema no fue de nacimiento, pero yo la verdad es que no me acuerdo, era muy pequeña. Solo sé lo que me cuentan», reconoce la protagonista. «Son dos hermanos gemelos, Adrián y Eva. Recuerdo que cuando tendrían uno o dos años, los llamábamos y él venía y ella no. Pensábamos que no nos hacía caso. ‘¡Esta niña qué terca es!', decíamos. Así fue cómo poco a poco nos fuimos dando cuenta del problema que había», recuerda Jose. Una fiebre vírica muy alta, siendo bebé, fue el detonante para que se le produjera una hipoacusia bilateral severa. «Es muy trabajadora y tiene mucho carácter, eso le ha permitido ir superándose día a día hasta llegar aquí», destaca el padre.

Eva Dios juega al fútbol con audífonos. Para ella es una herramienta más y la verdad es que desde sus inicios tampoco ha encontrado grandes impedimentos para poder jugar con ellos. Problema que sí tuvo en una ocasión Candela Soria, actual jugadora del Amarelle de fútbol sala, con un 50 por ciento de pérdida en los dos oídos, que tuvo que sufrir hace unos años cómo los árbitros le obligaban a quitárselos cuando jugaba con el Ourense Envialia . «Yo no tuve ese problema. Sí que noté, pero hace años ya, que venían y me miraban, supongo que para comprobar que no fuera un pendiente, pero nada más», explica Eva. «Y una vez tuve que jugar sin ellos porque llovía mucho y en esas circunstancias tan extremas no podía estar con ellos», añade.

CESAR QUIAN

Jugó contra niños en Liga Gallega cadete y fue pichichi en un Europeo para sordas

Eva empezó a jugar a los cinco años con el Céltiga junto a su gemelo Adrián. Luego se marchó a Portonovo y desde los 12 también defiende la camiseta de la selección gallega. Jugó contra niños en la Liga Gallega cadete (15 y 16 años) con el Portonovo y lo compatibilizó con el fútbol sala. «Llegó a entrenar cinco días a la semana», recuerda su padre. También fue convocada para un Europeo de fútbol sala para sordas, consiguiendo el bronce con la selección española. «Fui la pichichi», recuerda Eva con orgullo.

El Victoria de Santiago y el Interrías fueron sus equipos en fútbol femenino antes de dar el salto al Deportivo este verano. En principio, solo iba a jugar con el filial en Primera Nacional, pero convenció a Manu Sánchez y el entrenador la metió en la dinámica del primer equipo. «No me esperaba tan pronto tener la oportunidad, pero todo ha pasado muy rápido. Me queda muchísimo por aprender, pero estoy superagradecida con la oportunidad», destaca Eva. «A pesar de todo, ella está con la cabeza baja porque no llegan los resultados», recalca Jose, «pero un club como el Dépor no lo va a encontrar en ningún lado».

Adaptada a la ciudad, vive en la residencia del club y estudia Ciencias del Deporte

Eva Dios no solo avanza con firmeza en el fútbol, también lo hace en los estudios. Aunque ya pudo haber fichado el pasado verano por el Deportivo, finalmente fue en este 2020 cuando dio el salto a A Coruña desde el Interrías. El club coruñés la becó en su residencia y la arousana se matriculó en la Facultad de Ciencias del Deporte y la Educación Física. «Puedo compatibilizar los estudios y el fútbol perfectamente. Por las mañanas tengo las clases y por las tardes puedo entrenar con el equipo. De momento lo llevo muy bien», ensalza.

También se muestra satisfecha con su adaptación a la ciudad herculina, a la que se ha mudado sola con apenas 18 años. Le ayuda el hecho de que el Dépor también haya fichado a otras compañeras que estaban en el Interrías como María Figueroa o Tati Barcia «y también otras que conocía de la selección gallega». «Estoy muy bien aquí, y además tengo mi casa cerca y puedo irme cuando tengo un fin de semana libre para estar con mi familia», recalca.

Ahora mismo, Eva es el centro de atención entre sus amigas del filial de Primera Nacional. «Me preguntan, se interesan por cómo son los entrenamientos del primer equipo. Yo les digo que es otro nivel de exigencia, de profesionalidad y también de ritmo de juego. No tiene nada que ver», describe.