La escasez de producto marca un año más la apertura del libre marisqueo

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

A ILLA DE AROUSA

MONICA IRAGO

Lograr unos buenos precios se perfila como la única forma de sortear la situación

02 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Nadie esperaba que los mariscadores que ayer inauguraron la campaña de libre marisqueo en la ría de Arousa volviesen a tierra con buenas noticias. A falta de datos oficiales sobre el estado del recurso en los bancos de Os Lombos, O Bohído y Cabío, la flota salió al mar haciendo frente a un fenomenal viento y cargada de malos augurios. Estos últimos se cumplieron. Pasado el mediodía, las primeras lanchas regresaban a puerto con unas capturas escasas, y los marineros con un gesto sombrío. «Cero; non hai nada», exclamaban al ser interpelados de camino a la lonja. Por la tarde, los patrones mayores confirmaban esa primera sensación de debacle, habitual ya en la apertura de esta campaña marisquera. «Polo que vimos hoxe, parece que vai ser nefasta. O único que nos pode axudar a salvala son os prezos», decía ayer Juan Rial Millán, desde A Illa.

Los valores alcanzados por el marisco en esta primera jornada de trabajo no estuvieron mal en la sala de subastas de O Xufre. En A Illa, el kilo de almeja babosa de más calidad alcanzó los 24,85 euros, la japónica osciló entre los seis y los siete, y la rubia anduvo por los once. En Cambados, leen las cifras obtenidas en este primer día de trabajo con menos optimismo. «Non foron malos prezos, pero tampouco foi nada especial, sobre todo tendo en conta o pouco marisco que había», aseguran desde la lonja de Tragove.

Aunque el estado del recurso es la razón última de los malos resultados de la jornada, desde tierra los más optimistas apuntan al viento como factor a tener en cuenta. «Ía moito vento e a xente non puido traballar como tiña previsto», razonan en la lonja cambadesa. Y al viento apunta, también, el patrón mayor en funciones de A Pobra, Juan Miguel Iglesias, que se lamentaba de que las rachas de aire «viñeran complicar aínda máis» la jornada de trabajo.

Lo cierto es que el viento fue uno de los factores que hicieron que, a primera hora de la mañana, numerosas embarcaciones del sur de la ría cambiasen sus despachos, poniendo rumbo a zonas más próximas y presumiblemente más resguardadas. Hubo otras embarcaciones que cambiaron de sitio tras haber echado el raño al mar unas cuantas veces. «Eu empecei no Bohído e acabei no río (Os Lombos)», explicaba un mariscador de A Illa, tan decepcionado como todos los demás con el inicio de la jornada.

En la desembocadura del Ulla, contaban él y algunos de sus compañeros, se ve «algo de xapónica, pero nin moita, nin de demasiado tamaño». En O Bohído, el banco que durante las últimas campañas tuvo que asumir toda la flota que no encontraba qué hacer en Os Lombos, está arrasado. «Non hai nada», decía uno de los muchos rañeiros que trabajó en él: un total de 242 barcos echaron el raño a la sombra del puente de A Illa. En la zona Norte de la ría, en Cabío, las perspectivas tampoco eran buenas. Quienes llegaban con mejor cara a las lonjas eran los que habían apostado por otras zonas de libre marisqueo, pequeños recortes de terreno repartidos por la ría, en los que parecen haber sacado algo más de recurso. «Pero é o primeiro día, e o primeiro día malo é que non se zafe. Xa veremos nun mes», razonaba un marinero contagiado por la tristeza general.

Y es que, la sensación más extendida es la de que «isto, cada vez, vai a menos». «Non hai onde ir», concluía un mariscador de A Illa tras hacer un repaso por todas las zonas. Una conclusión triste, dura, devastadora.

Una situación crítica que exige medidas drásticas de control y de regeneración

Este año, los rañeiros arousanos salieron al mar a ciegas. La Xunta no trasladó al sector los datos oficiales sobre el estado del recurso en las zonas de trabajo común, lo que hizo que cada uno echase sus cuentas a su manera. La mayoría de los patrones mayores, de los dos lados de la ría, consideraban que la primera jornada daba validez a su temor de que esta será una campaña «igual de desastrosa» que las anteriores. Así lo explicó Juan Miguel Iglesias, desde A Pobra, que tuvo duras palabras para la Administración, de momento titular de la gestión. «Non se fixo ningunha actuación por parte da consellería, obviaron as nosas demandas, e así non se pode facer nada. Se tes unha leira e non a traballas e a coidas, pois o único que nacerán serán herbas e lagartos».

«Xa foi un desastre o ano pasado e este vai polo mesmo camiño. A babosa non dá o talle e berberecho non hai», abundaba el patrón mayor rianxeiro. Desde la zona sur de Arousa, el diagnóstico de la situación es el mismo. Poco, muy poco, marisco. Mucha incertidumbre, y un año que se avecina duro. A la espera de que los precios alivien esos malos datos, en A Illa el patrón mayor espera que en los cuatro años se logre dar un cambio a esta situación. Su pósito forma parte de la asociación Rañeir@s Ría de Arousa, que aspira a hacerse con la gestión del libre marisqueo. Ese colectivo está dispuesto a tomar las riendas del problema en un momento en el que este parece irreversible. Millán confía en que no lo sea. «Espéranos un traballo arduo. Vai facer falla tempo; isto non é algo que se arranxe nun ano», concluye.