Arousa clama por unas pensiones dignas

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

A ILLA DE AROUSA

Mónica Irago

La defensa del sistema de prestaciones toma el relevo de la multitudinaria concentración del 8M

18 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Tiempo habrá de comprobar hasta dónde puede llegar este fenómeno. Pero, por lo visto ayer en los jardines de Ravella, parece claro que las reivindicaciones transversales, capaces de sumar adhesiones sin necesidad de que nadie se adscriba a unas siglas determinadas, tienen un largo recorrido por delante en Arousa. Lo demostró la multitudinaria concentración feminista que tomó la plaza el 8 de marzo. Y lo volvió a demostrar ayer la defensa del sistema público de pensiones, que incluso rebasó las cifras de participación de aquella jornada histórica para lanzar, desde la capital arousana, Cambados y O Grove, un aviso a navegantes: la idea de mantener el pírrico incremento de un 0,25 % anual en las prestaciones, tal y como la ha formulado el Gobierno de Mariano Rajoy, se enfrenta al repudio generalizado en la calle de ciudadanos de todas las edades. Porque, aunque la mayoría de los manifestantes peinaban canas, tampoco faltaron a la convocatoria quienes aún ven muy lejos la hora de la jubilación.

El acto que arrojó un mayor índice de participación fue, sin duda, el de Vilagarcía. Miles de personas respondieron en Ravella a la llamada de la coordinadora estatal por la defensa del sistema público de pensiones, respaldada por centrales sindicales y formaciones políticas progresistas. El único problema que surgió ante la organización fue el riesgo de morir de éxito, ya que, en un momento dado, se percibió cierta incomodidad entre un sector de los concentrados por el hecho de que las pancartas que portaban los sindicatos se internasen en la calzada para cortar el tráfico durante, aproximadamente, un cuarto de hora. Algo que, en realidad, no generó ningún problema, puesto que la Policía Local se encargó rápidamente de desviar la circulación por la zona posterior de la Casa Consistorial. Y porque, al fin y al cabo, la defensa de las pensiones es cuestión que a todos compete; a quienes van por libre, al margen de siglas, pero también a quienes sí mantienen algún tipo de afiliación o profesan una ideología determinada y quieren expresarlo.

Durante tres cuartos de hora, en definitiva, la reivindicación de unas prestaciones dignas, el reconocimiento de las pensiones como un derecho constitucional, la aplicación a fondo de la ley de dependencia y el regreso a la jubilación ordinaria a los 65 años protagonizaron la vida pública en la capital arousana. Hubo consignas de todo tipo. Desde el clásico «trabaja de peón» dirigido a Rajoy y a María Dolores de Cospedal, hasta un recuerdo para los grises y sus aprendices, y las rimas consonantes que conjugaron dictador con registrador. Las concentraciones de Arousa fueron un clamor. Falta, ahora, quien las escuche y tome nota.

«O réxime especial do mar penaliza os nosos pensionistas cando se xubilan»

No solo Vilagarcía se echó ayer a la calle para defender en Ravella el sistema público de pensiones. También se dejaron ver en la capital arousana manifestantes de Vilanova y A Illa. Entre ellos, algunos alcaldes, como el socialista Alberto Varela y su compañero de partido, el isleño Carlos Iglesias. Este último reflexionó sobre los datos de la Seguridad Social correspondientes al 2016, que sitúan en su municipio la pensión media más baja de toda la comarca: 790,10 euros, 195 euros menos que el promedio que arrojan las prestaciones en Pontecesures. «Hai que ter en conta que o réxime especial do mar, ao ser unha modalidade subvencionada, penaliza a nosa xente cando se xubilan». Todo un problema estructural para un municipio que vive del mar. Pero también para todos los demás que pueblan la ría, porque alrededor de cuatro mil trabajadores de su orilla sur figuran como afiliados al Instituto Social de la Marina.

No faltan, por lo demás, motivos de preocupación. Los pensionistas de Arousa cobran, por término medio, 82 euros menos que el conjunto de los perceptores gallegos, que de por sí aguantan el tipo con las segundas prestaciones más bajas de las comunidades españolas. Esto, por lo que respecta a las pensiones contributivas. El colectivo, en la comarca, engloba a 25.000 personas.