La escasez de berberecho vuelve a lastrar los números de la lonja de Carril

Rosa Estévez
Rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

A ILLA DE AROUSA

MARTINA MISER

La rula carrilexa absorbe buena parte de la caída de facturación en Arousa sur

03 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El 2017 pasará desapercibido en la historia del mar arousano. Por fortuna, el sector lo ha sorteado sin tener que hacer frente a problemas extraordinarios. La producción, pese a mermar ligeramente con respecto al 2016, parece haber recuperado cierto tono si se compara, por ejemplo, con la de tres ejercicios atrás, cuando la fertilidad de Arousa parecía haberse agotado sin remedio. Sin embargo, en un escenario general de resistencia, se pone de relieve el caso de Carril. La lonja de este puerto, situado junto a la desembocadura del Ulla, ha vuelto a registrar una abultada caída de sus números. En Carril se vendieron el pasado año 803.650 kilos de marisco por un valor de 6,5 millones de euros. El año anterior, en el mismo lugar se subastaron 1.152.374 kilos, por algo más de ocho millones de euros.

¿Cómo se explica ese retroceso? No hace falta indagar demasiado para comprender qué es lo que ha cambiado en Carril. «Fallou o berberecho», explica José Luis Villanueva, el patrón mayor y presidente de la agrupación de parquistas, que recuerda que esta es una «especie significativa» para el puerto vilagarciano.

Veamos qué dicen los datos. Durante el 2016, se subastaron en la lonja de Carril un total de 518.527 kilos de berberecho, generando un valor total de 1,8 millones de euros. Las cifras, pese a quedarse muy lejos de las que se producían antes de que la marteilia, una enfermedad mortal, hiciese acto de presencia en la ría, están muy por encima de las que ha dejado el año que acaba de terminar. En 2017 se subastaron algo menos de 209.000 kilos de esta especie, por un total de 757.197 euros.

La caída en cantidad es evidente. «O do 2016 foi un espexismo», apuntaba ayer Villanueva, quien incidía en que, en precios, la cosa fue muy similar al ejercicio anterior: el valor medio incluso subió un poco, pasando de los 3,5 euros por kilo a los 3,62.

Por lo demás, en la lonja de Carril hubo ligeras oscilaciones en los precios que contribuyeron a un retroceso de 1,5 millones de euros en las cuentas finales del año. Absorbió este puerto, pues, el 89 % de la caída registrada por las lonjas arousanas, que mantuvieron, en general, una línea continuista con respecto al año anterior. Algunas, como A Illa, Cambados y Vilaxoán, con ligeros retrocesos en cuanto a facturación, y otras, como Vilanova y O Grove, experimentando justo lo contrario: incrementos más o menos sustanciales. En el caso meco, el valor de las primeras ventas ha logrado superar de nuevo el horizonte de los nueve millones de euros. Mientras, en Vilanova, se colocan por encima de los 4,5 millones, lo que supone un estirón de medio millón de euros.

La patrona mayor vilanovesa, María José Vales, tiene claro a qué responde esa mejoría: «Ao cambio de xestión do marisqueo», sentencia. Ahora, las mariscadoras deciden a qué zonas ir a trabajar tras analizar detenidamente la calidad del producto y los precios de mercado. Esa doble apuesta, explica la patrona, se ha traducido en una mejoría que se espera aumentar, aún más, este año.