El día que Arousa amaneció blanca

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

A ILLA DE AROUSA

ADELA LEIRO

A mediados de enero de 1987 la comarca se despertó con un frío intenso y con una gruesa capa de nieve cubriéndola

14 ene 2020 . Actualizado a las 10:53 h.

Fue un miércoles. En realidad durante la noche del martes 13 al miércoles 14 de enero de 1987. Aquella fue la jornada de la última gran nevada que se recuerda en las tierras de O Salnés. Es verdad que hace un par de años cayeron unos copos en Xiabre, pero lo que sucedió hace treinta años no tiene punto de comparación. A Illa amaneció cubierta de blanco, algo que no sucedía desde 42 años antes y que no se ha vuelto a repetir. Y como A Illa, las demás localidades de la comarca. En Vilagarcía el precedente más inmediato que se recordaba databa de un día de la Candelaria de 1963.

Entre 8 y 10 centímetros

La capa de nieve llegó en algunas zonas a alcanzar los diez centímetros de espesor. Aquel día hubo muchos niños que no acudieron a clase y se quedaron en los patios de recreo de sus colegios e institutos. «Al comprobarse la mínima asistencia de alumnos, en algunos centros de la comarca se optó por suspender la actividad docente», contaba la crónica de La Voz de Galicia. El patio del instituto Castro Alobre, entonces todavía bajo la denominación Calvo Sotelo, fue una completa fiesta en una escena que se repitió por toda la comarca. En realidad, aquel día está grabado en el recuerdo de muchos arousanos como uno de los más especiales. De hecho, no se ha vuelto a repetir y parece complicado que vuelva a suceder, incluso a pesar de la ola de frío que tenemos ahora a las puertas. Las imágenes que se guardan de aquella mañana de enero, como la que acompaña estas líneas de Adela Leiro, son espectaculares. Circulan también por las redes instantáneas de A Illa y de Vilagarcía.

A pesar de que el suceso distaba mucho de ser algo habitual y de las complicaciones de tráfico que supuso la presencia de la nieve, lo cierto es que no hubo demasiadas incidencias en las carreteras de la comarca. Sí que varios coches acabaron en el arcén -tres de ellos en O Grove a causa de las placas de hielo-, pero no se produjeron accidentes graves y el tránsito de los vehículos fue recuperando la normalidad durante la jornada.

Una rotura de húmero

Las calles estaban resbaladizas y un bolazo de nieve es más contundente de lo que se puede creer pero las incidencias brillaron por su ausencia. La más grave se produjo en Cambados, donde un niño de San Miguel de Deiro sufrió una fractura de húmero mientras estaba jugando. Según relata la noticia publicada en La Voz, el rapaz tuvo que ser trasladado a Pontevedra dado la aparatosidad de la herida.

Aquella noche de enero de 1987 las temperaturas cayeron hasta los cero grados. Para los próximos días se prevén que los termómetros se acerquen a esos registros pero sin alcanzarlos. La ausencia de lluvias, además, impedirá que aparezca la nieve. Hace treinta años, el frío había llegado acompañando a un fuerte temporal que incluso provocó el vuelco de una dorna cerca de A Illa cuyo tripulante tuvo que ser rescatado por un barco de Cambados que navegaba por la zona. No parece que se vaya a repetir.