El aula de Bamio aumenta la matrícula frente al cierre de los centros de infantil de Solobeira y Guillán
07 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La escuela unitaria de Bamio (Vilagarcía) acaba de presentar los cambios que se llevaron a cabo durante el verano para tener todo a punto para el inicio del curso escolar 2024-2025. Es uno de los centros que resiste a la sangría que supone el descenso de la natalidad, que afecta especialmente a las zonas rurales. En Vilagarcía hay dos ejemplos, las escuelas de Solobeira y Guillán han tenido que cerrar sus puertas por no tener suficientes niños de entre tres y cinco años. La otra cara de la moneda la pone la escuela de Bamio, que acoge a aquellos niños que no pudieron escolarizarse en Guillán. El curso arranca con quince niños, cuatro de ellos llegados de la parroquia vecina.
El alcalde de Vilagarcía, Alberto Varela, acudió ayer a la presentación de las instalaciones del centro, que acaban de ser renovadas. «Hai que reivindicar a labor que está realizando todo o persoal do Concello nestas labores de posta en marcha do curso escolar». El regidor felicitó también a la profesora Cristina Temes por su eficacia a la hora de adaptar la escuela y criticó lo que considera falta de implicación de la Xunta en materia educativa: «O persoal que temos nos Concellos ten que actuar aquí e nas vías públicas, e teñen moito traballo por diante. Non se pode actuar todo o rápido que se quere».«Creo que foi un erro pechar as unitarias que cerraron nestes días en Vilagarcía, as de Solobeira e Guillán», añade el alcalde.
Con la intención de dejar clara la posición del Concello con respecto a las escuelas rurales, ofreció «o respaldo do goberno municipal» en un contexto de convulsión en las enseñanza primaria en Vilagarcía a la vista de lo ocurrido en el colegio de O Piñeiriño. Si se canceló la protesta que estaba convocada para hoy «foi pola presión dos pais e profesores».
Las principales actuaciones que se llevaron a cabo en Bamio consistieron en la corrección de problemas de clases, el pintado y los arreglos en los zócalos. También consiguieron zanjar la problemática que había en la zona de juego de los niños donde se mojaban cuando llovía. Pero las obras, aun siendo importantes, no lo son todo. Cristina y su madre lograron hacer de este espacio un lugar más que agradable para los pequeños de la casa decorado en tonos blanco y ocre: el patio dispone de columpios y en el interior no falta detalle, desde un sofá hasta complementos decorativos y para jugar.