Comercial Reyvi, el atractivo de la bollería congelada de calidad

Bea Costa
Bea Costa REDACCIÓN

AROUSA

José Luis Rey y su hija Diana, en las instalaciones de Reyvi, en Meis
José Luis Rey y su hija Diana, en las instalaciones de Reyvi, en Meis MONICA IRAGO

José Luis Rey venía de hacer pan en el negocio familiar y una visita a Fexdega cambió su perspectiva. Su empresa suministra hoy a panaderías, pastelerías, restaurantes y hoteles de toda la provincia

06 abr 2024 . Actualizado a las 20:37 h.

Fexdega tuvo la culpa. Aquella feria multisectorial que se celebraba en Vilagarcía atraía en sus años dorados, la década de los 80 y 90, a infinidad de empresarios ávidos por conocer las últimas novedades. Allí iban a ver y a comprar y entre ellos estaba José Luis Rey, un joven panadero de Cambados que salió de la feria con una idea que le cambió la vida; visitaba uno de los puestos de maquinaria y no le llamó la atención ni una amasadora, ni un horno, ni un mostrador, en su retina quedó fijada una pieza de bollería que se exponía como mero elemento decorativo que resultó ser de masa congelada, cosa nunca vista entonces por estos lares.

Pronto se convirtió en el único distribuidor de bollería congelada en la provincia de Pontevedra y de los pocos en Galicia porque, según recuerda, entonces solo trabajaba con este producto otra empresa en A Coruña. Él y su mujer entonces, Encarna, abrieron el camino, y no fue fácil. Hace cuarenta y treinta años, el concepto congelado estaba desterrado de las panaderías y pastelerías artesanales de modo que, de entrada, los empresarios no querían ni oír hablar del tema. José Luis se echó a la carretera y se presentó con el género en infinidad de negocios para hacer didáctica y mostrar cómo había que fermentar y hornear los bollos de leche, los cruasanes y las napolitanas.

Fueron muchos madrugones y muchos kilómetros, pero la apuesta dio resultado. Las reticencias iniciales se diluyeron en cuanto comprobaron que estos dulces se vendían tan bien como los de la repostería fresca, y Comercial Reyvi despegó.

Con la bollería congelada llegó el resto y la firma asentada en Vilanoviña (Meis) suma hoy más de cinco mil referencias en su catálogo. En él caben todas las materias primas necesarias a la hora de preparar un postre —harinas, azúcar, huevos, chocolate, aromas, aditivos, licores...— y a la hora de comer salado también, porque Reyvi incorporó a su gama empanadillas, pizzas, conservas vegetales y de pescado, ensaladas y algas. Siempre que es posible se suministran de producto de proximidad, pero como el cacao no se cultiva en Galicia, también se proveen de marcas de Francia, Bélgica, Alemania y Holanda.

Hace tiempo que las panaderías y las pastelerías dejaron de ser sus únicos clientes. El canal Horeca, que agrupa a hoteles, restaurantes y cafeterías, también encuentra en Vilanoviña todo lo que necesita a la hora de elaborar sus menús y organizar eventos, porque las velas para los cumpleaños, el muñeco para la tarta y los envases y papelería también se pueden encontrar allí. Incluso hay pequeñas máquinas para la cocina y menaje.

Comercial Reyvi da servicio a las provincias de Pontevedra, A Coruña y Ourense, cuenta con una plantilla de 42 personas y el pasado año facturó casi diez millones de euros. Nada que ver con aquel pequeño negocio que arrancó en 1986 en Vilagarcía de Arousa. Hoy son los hijos de los fundadores, Diana y Álvaro, quienes llevan las riendas, aunque José Luis Rey todavía se deja ver por allí en calidad de jubilado activo.

En cuatro décadas de oficio vivido desde primera línea la evolución del sector. «En la pastelería y la panadería se ha evolucionado mucho, hay nuevas generaciones que está apostando por la calidad y por hacer cosas nuevas», explica. Y como en este mundo cambiante conviene estar al día, Comercial Reyvi puso en marcha en 2011 su aula Área Doce, un espacio de formación e innovación en el que los profesionales pueden asistir a cursos y conocer nuevos productos y que ayuda a captar clientes y a crear marca. Después de cursos sobre especialidades de Pascua celebrado en marzo, la próxima cita será el 9 y 10 de abril para hablar de «El mundo salado de la panadería» con José Roldan; el 6 y 7 de mayo se celebrarán unas jornadas en las que se hablará de técnicas de cocina, cátering, piezas y con degustaciones; el 14 de mayo será el turno de «Cocinando el mar», con Amelia López, y el 4 y 5 de junio, Carlos Fariña ofrecerá un curso bajo el título «Un menú para sorprender». Los precios por la asistencia a estas actividades oscilan entre los 25 y los 350 euros. Las plazas son limitadas.

Sin duda, premios como el obtenido la semana pasada por el director del aula, Carlos Fariña, en Los trofeos del Helado en París ayudan a afianzar el prestigio de Reyvi dentro de un sector en el que no todo es dulce. También hay momentos amargos, aunque eso, apostilla Diana, ocurre en todos los ámbitos.