Diego Guerrero: «El flamenco no va a morir por mezclarlo con otros géneros»

carlos crespo O GROVE / LA VOZ

AROUSA

PEDRO WALTER

El músico presenta su último trabajo, «Por la tangente», este fin de semana en el Riquela de Santiago, El Náutico de San Vicente y el Garufa Club de A Coruña

04 may 2023 . Actualizado a las 21:28 h.

Llegó a la nominación al Grammy Latino desde la independencia y ahí se mantiene. Fiel a sus principios y a su ideal de abrir nuevos caminos al flamenco. Se ha ganado el respeto de ortodoxos y vanguardistas. Y la admiración de quienes ven en él el futuro del género. Un futuro lleno de luces y, por fin, también de compromiso. Porque Diego Guerrero no es de los que se callan. «Intento no quedarme anclado en la raíz, que es el flamenco más puro. Me gusta mucho tirar hacia el jazz y hacia otras músicas populares que también me atraen mucho», explica el músico que el jueves actúa en el Riquela de Santiago, el viernes en el Garufa Club de A Coruña y el sábado en El Náutico de San Vicente, en O Grove.

—¿Qué acogida tiene el flamenco en Galicia?

—Tengo que confesar que la primera vez que fui a Galicia me llevé una sorpresa increíble. No me imaginaba que había ahí esa afición por el flamenco. Pero no solo hay afición. En Galicia tenéis auténticos diamantes. Guitarristas, percusionistas, cantaores... En Ferrol hay una cantera que ya la quisiera Jerez de la Frontera.

—¿Cree que lo que está pasando en España con las músicas de raíz puede ayudar a que el flamenco se expanda y salga de lo que ha sido su territorio tradicional?

—Probablemente sí. Todo suma. El problema del flamenco es que es de más difícil escucha que otras musicas, pero todo lo que sea acercarse a la cultura popular es un plus. Y me alegro mucho de que esté pasando esto. Solo queda que se den cuenta también los programadores de festivales y no liguen la música de raíz solo al artista pop de turno que la incorpora.

— En sus canciones tiene cabida el jazz, las músicas latinas, la rumba...¿Cómo se lleva con los puristas?

—No tengo ni idea. Nunca he recibido una mala crítica de forma directa. Supongo que lo de la animadversión de los puristas es más leyenda que realidad.

—Camarón era de todo menos ortodoxo y todo el mundo le rinde pleitesía.

—Efectivamente. Camarón abrió esa puerta. Y yo creo que a día de hoy por parte de los melómanos, de los músicos, de los que están dentro de la cultura flamenca, no hay ningún tipo de desprecio a los que somos menos ortodoxos. Al revés, a mí me animan a que siga haciendo lo que hago. El flamenco es un género superabierto. De purismo, nada.

—¿Qué queda por hacer en el flamenco?

—¡Uf! Todo. Aún estamos empezando. El flamenco no va a morir por mucho que se mezcle. Hay que desterrar esa falsa idea. El flamenco es un arte que nace y evoluciona en las familias. ¿Por qué hoy en día se canta y se toca mejor que nunca cuando el flamenco, el de verdad, no lo que escucha la gente en la radio, tiene menos cabida en el mercado que nunca? Pues porque son las familias las que lo viven y lo cultivan en sus casas. Y eso es lo que hace fuerte al flamenco. Que no depende del mercado.

—En «Por la tangente» dice que «el mundo ha matado a sus referentes». ¿A qué se refiere?

—La propia letra lo dice: «hay tanto filtro y tan poca clase que ya solo se mira el envase». Antes, por ejemplo, teníamos a Michael Jackson, a Stevie Wonder, al propio Camarón... Hoy todo se reduce a vídeos de 30 segundos en los que no se dice nada. Con lo cual nuestra atención se está atrofiando y los artistas han dejado de cumplir la función de reconfortar al que está perturbado o de agitar al que está acomodado. El artista siempre ha ido por delante en los cambios sociales y ahora mismo cualquiera que esté en esa línea es borrado de la faz de los medios.

—Esa es otra de sus singularidades, su compromiso político. No es nada frecuente encontrar en el flamenco letras con tanta carga social como las suyas.

—Yo ya sé que con eso me echo tierra encima pero no puedo evitarlo. Es verdad que ya casi nadie se pringa. Todo el mundo tiene miedo de que le defenestren por tener un discurso distinto al de la narrativa oficial. Yo entiendo que estoy pagando mi precio pero si no puedo decir lo que quiero decir es absurdo que cante. Ya los hay que cantan mejor que yo. Yo no canto por el solo hecho de cantar sino también por el de contar. Que es lo que se les ha olvidado a mis contemporáneos.

—¿Y cuál es ese precio que está pagando?

—Pues mira, de momento no me han programado en ningún festival este año. No lo achaco solo a eso pero está claro que si hay un sitio en el que al político de turno no le gusta mi mensaje, pues ese concierto está perdido.

—En una de las canciones de su nuevo disco, en «El necio» confiesa que «quiero ser a la zurda más que diestro».

—Esa es una letra de Silvio Rodríguez. Pero si yo hiciera hoy esa letra, aunque sí que es verdad que soy de izquierdas en el sentido social, habría escrito «no quiero ser a la zurda ni ser diestro». Ni una ni otra. Los conceptos de izquierda y derecha es hora de que mueran. La ideología es la gran trampa. Porque te engancha por la emoción, no por la razón.

  • Santiago. Riquela Club. Jueves 4. 21 horas. 16 euros
  • A Coruña. Garufa Club. Viernes 5. 22 horas. 16 euros
  • O Grove. El Náutico de San Vicente. Sábado 6. 20 horas. 16 euros