Un contenedor gris para cajas de pizza, colillas, residuos de barrer, compresas o cuchillas de afeitar

Serxio González Souto
SERXIO GONZÁLEZ VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

El nuevo contrato de la basura introduce numerosos cambios, que los vilagarcianos irán comprobando a lo largo de un año

14 oct 2023 . Actualizado a las 18:02 h.

A expensas de lo que suceda con el recurso que la compañía FCC ha interpuesto para tratar de revertir su concesión a Urbaser, el nuevo contrato que regirá el servicio de limpieza y recogida de la basura introduce importantes cambios en los hábitos de la ciudadanía con respecto a la forma en la que se deshace de sus residuos. La principal diferencia que notarán los hogares del los cascos urbanos de Vilagarcía, Carril y Vilaxoán es la desaparición del contenedor verde donde hasta ahora se depositaba la bolsa de la basura de toda la vida, esa que acostumbra a echarse en el cubo bajo el fregadero. Su contenido tendrá que separarse en casa entre los restos de carácter orgánico, que irán a un contenedor marrón de nueva introducción, y todo lo demás que no sea susceptible de ser reciclado ni contenga elementos tóxicos: una amplia gama de materiales cuyo destino será otro nuevo contenedor, en su caso de color gris.

Existen muchos residuos que instintivamente se relacionan con los contenedores de plásticos y envases, así como con el cartón y el papel, que, sin embargo, deberán depositarse en ese colector gris.

Lo que lleva el contenedor gris

Los típicos cartones de pizza con manchas de aceite o comida, por ejemplo. También los biberones o los chupetes, y los cepillos de dientes. Este será el lugar de las toallitas húmedas que, pese a su apariencia, no son de papel y contienen fibras derivadas del petróleo. Los algodones, los chicles, las bayetas y los estropajos viejos, las colillas y los restos del cenicero irán al contenedor gris. Al igual que las compresas, los pañales, los tampones y los pañuelos de papel. La lista continúa con la arena para las mascotas, los residuos de la aspiradora y el polvo resultante de barrer el suelo, el pelo, las uñas cortadas, las cuchillas de afeitar, tiritas y vendas, los preservativos, las pajitas de plástico, los preservativos, los bolígrafos o el papel sucio con el que carnicerías, pescaderías y charcuterías envuelven sus productos.

Introducción gradual

El sistema se implantará de forma gradual. Durante el primer año del nuevo contrato, los vilagarcianos seguirán mezclando los residuos orgánicos con esa fracción de restos no reciclables, como hasta ahora. La única diferencia es que tendrán que echar la bolsa de la basura en los contenedores grises, ya que los verdes habrán desaparecido. Solo los grandes generadores, como la hostelería y los supermercados, separarán la materia orgánica durante esta primera fase. El Concello dispone ya de los primeros depósitos marrones que se pondrán a su disposición.

Compostaje, también colectivo

A partir de ese primer año de carácter piloto, la separación orgánica se generalizará a los tres cascos urbanos del municipio. Mientras, en el ámbito rural se distribuirán contenedores grises, pero no marrones. Sus vecinos tendrán que diferenciar, igualmente, los restos orgánicos, pero la apuesta de Ravella en su caso pasa por el compostaje individual. Y probablemente no solo ellos, ya que el Concello prevé retomar el compostaje colectivo, que ahora se limita al barrio de O Piñeiriño, allá donde sea factible.

El servicio incluye muchos más cambios. Para empezar, la nueva concesionaria asume, además de la materia orgánica y los residuos no reciclables —que en el argot se denominan resto, aunque perfectamente cabría aquí el término refugallo, bastante más descriptivo—, la recogida de plásticos y envases, y papel y cartón.

La creación de islas

Esta concentración de las tareas permitirá introducir numerosas mejoras. Para empezar, todos los contenedores serán renovados de forma inmediata. La única excepción es el vidrio, que continuará bajo la órbita de la firma Ecovidrio, con la que, de todas formas, Ravella está negociando la introducción de más puntos de depósito y el recambio de buena parte de sus colectores. La idea pasa por crear islas en las que estén presentes los contenedores grises, amarillos, azules y, a partir de su generalización después del primer año, también marrones. En la mayoría de estas islas, Ecovidrio colocará sus depósitos para el vidrio, con lo que se acabarán los peregrinajes con diferentes bolsas a distintos lugares. Al depender de la misma empresa, en cuanto esta localice algún punto que esté desbordado, podrá solucionar el problema sin las demoras ahora habituales.

Los tótems para pilas, cedés, bombillas o tóneres seguirán activos, aunque este tipo de material también podrá ser depositado en los puntos limpios móviles que se pondrán en marcha.

Cambios a partir de verano

Ravella calcula que el recurso de FCC se resolverá en unos tres meses. Siempre que el tribunal confirme la concesión a Urbaser, a partir de ese momento será necesario aprobar definitivamente el contrato, formalizarlo y establecer un período de varias semanas para la transición entre las dos compañías. En resumidas cuentas, los cambios no empezarán a notarse, como mínimo, hasta que concluya el verano.

ADRIÁN BAÚLDE

La tramitación de la concesión, suspendida hasta la resolución del recurso de FCC

Hace seis años, Ferrovial y FCC se hicieron con el control de Cespa-Inusa, la compañía que desde su privatización ha gestionado la recogida de basura en Vilagarcía. Son tres décadas de relación que se rompieron en febrero, cuando, tras un largo proceso, el pleno de Vilagarcía adjudicó el nuevo contrato a Urbaser, una de las tres firmas con las que la concesionaria competía para mantener el servicio bajo su órbita.

Es habitual que las grandes compañías recurran los procesos que mueven tanto dinero como este. En Vilagarcía, el montante total del contrato supera los 38 millones de euros, a razón de 4,7 millones por cada uno de los ocho años en los que estará en vigor. Y eso es lo que FCC hizo esta semana, al acudir al Tribunal Administrativo de contratación Pública de la Comunidad Autónoma de Galicia (Tacgal).

Ayer por la mañana, un pleno extraordinario dio cuenta de esta actuación y marcó la posición del Concello de Vilagarcía. La corporación municipal ratificó los términos de la concesión y solicitó al Tacgal que desestime las alegaciones de FCC. Mientras el tribunal no dicte su resolución al respecto, la tramitación del proceso queda, eso sí, suspendida. Todos los grupos votaron a favor de este posicionamiento a excepción de Vilagarcía en Común, cuyo portavoz se abstuvo.

Ravella confía en que el Tacgal confirme la concesión, un trámite que acostumbraba a demorarse en torno a un año, pero en los últimos tiempos se ha agilizado notablemente. La resolución podría dictarse en tres meses.