Cuando la parroquia salió a la calle para evitar que le echaran el candado al colegio
AROUSA
No es la primera vez que la escuela de Solobeira se encuentra en un brete similar. Hace diez años la situación fue parecida. Incluso puede que peor, porque parecía que el candado en la puerta de la entrada iba a ser un hecho. Ahí, sin embargo, la presión popular hizo que la Xunta diera marcha atrás en sus intenciones.
La lucha la comenzaron las familias del alumnado, pero pronto tuvieron de su lado a toda la parroquia. La escuela ya había superado entonces el medio siglo de historia, ahora tiene 64 años, y por ella habían pasado prácticamente todos los habitantes de Solobeira, que comenzaron las movilizaciones. Arrancaron con una recogida de firmas que superó el medio millar de apoyos y luego llegaron las concentraciones. No eran los únicos afectados, porque en Pedroso (Bamio) estaban en una situación similar, aunque la pelea de estos no últimos no tuvo un final feliz.
El problema es que entonces ni siquiera seis alumnos, que era la cifra que tendrían en el curso 2013-14, bastaba para asegurar la continuidad de la unitaria. Ellos la defendían argumentando que al siguiente la cifra de matriculaciones volvería a superar la decena, porque había niños nacidos en la parroquia. Y todo salió de la mejor manera en Solobeira. Aquel año, también en la de Pedroso, que, sin embargo, dos curso más tarde vio como la Xunta cerraba sus puertas al no alcanzar ese mínimo de seis matriculaciones. El pleno de Vilagarcía había mostrado solamente unas semanas su apoyo unánime a su continuidad, pero ni así y los alumnos se repartieron entre los colegios de Carril y de Catoira. Ahora, esa guillotina que curso tras curso se suele cernir amenazadoramente sobre las unitarias parece estar más afilada que nunca sobre la de Solobeira.
La cuenta atrás ya ha comenzado y queda solo una semana para encontrar ese alumno que hace faltas para que no se rompan los 65 años de la historia de esa escuela.