Una clase para la vida que, de paso, llenará muchas despensas

B. C. CAMBADOS / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

Alumnos del Colegio Julia Becerra Malvar de Ribadumia recogieron ayer alimentos en un supermercado local para el Banco de Alimentos de Pontevedra

26 nov 2022 . Actualizado a las 09:53 h.

Qué hacían tantos niños en horario lectivo en el súper, se preguntarían muchos clientes que ayer por la mañana acudieron al Froiz de Ribadumia. No estaban en el recreo ni haciendo novillos; recogían alimentos para los más pobres.

En su colegio, el Julia Becerra Malvar, están inmersos este curso en un proyecto sobre alimentación y la colaboración con el Banco de Alimentos de Pontevedra se brindaba para abordar varias materias. Además de familiarizarse con la despensa y la realidad de los supermercados, convertirse en embajadores del banco de alimentos permite trabajar aspectos relacionados con el voluntariado y la comunicación. «Me sorprendió, por ejemplo, un alumno que en clase habla mucho y aquí estuvo muy cortado..., esta actividad sirve para que los alumnos se enfrenten a situaciones distintas y para prepararlos para la vida», según explica Silvia López, profesora de Lengua Castellana. Y es que no es lo mismo llevar la voz cantante en el aula o en el patio que dirigirse a una persona adulta y apelar a su generosidad para que done un paquete de arroz, de garbanzos o una botella de aceite. A algunos le costó perder la vergüenza, pero los chavales, por lo general, salieron bien del paso, según cuenta Silvia. Su buen hacer y el altruismo de la gente hizo posible llenar doce cajas con unos 300 kilos de productos no perecederos que servirán para aliviar la situación de muchas personas sin recursos.

Los alumnos abordaron a todo el mundo, a clientes y a proveedores y ni siquiera el responsable del supermercado se libró de su perorata. Desde un paquete de pasta a dos cajas completas de leche, los donativos fueron dispares, incluso hubo quien les dio dinero —que se gastó en la correspondiente compra— y una anciana no pudo evitar emocionarse al ver a los chicos con el chaleco azul. Los ángeles del súper fueron 24 alumnos de cuarto de la ESO distribuidos en tres grupos y turnos de treinta minutos, que de 9.30 a 13.30 horas estuvieron a pie de caja protagonizando un clase fuera de lo común.

Lo hicieron al amparo del proyecto Aliméntate ben de la Xunta, que deparará nuevas salidas a lo largo del curso: al centro integrado Carlos Oroza de Pontevedra, a Kiwi Atlántico, a la Misión Biolóxica, la Estación Fitopatolóxica de Areeiro, una conservera y, con suerte, hasta recibirán una clase magistral de un chef con Estrella Michelín.