Cruz Cafuné desató el viernes la locura en la Festa do Marisco

La Voz

AROUSA

LETICIA CASTRO

El rapero canario se hizo con un público que coreó los temas de Nuno Dopico

08 oct 2022 . Actualizado a las 21:05 h.

La noche del viernes en el recinto de la Festa do Marisco fue memorable, y gran parte de culpa la tuvieron las actuaciones de la carpa de conciertos. El gallego Nuno Pico, de la banda Grande Amore, reunió a miles de seguidores que lo ovacionaron a cada segundo y corearon cada una de sus canciones. Estaban calentando para el plato fuerte de la noche, que se preveía multitudinaria: la presencia del canario Cruz Cafuné. Fue el broche de oro a una noche que comenzó en el auditorio, con la entrega de las Centolas de Ouro.

El rapero desató la locura en el recinto y fue recibido como las grandes estrellas, entre aplausos y todo tipo de piropos. Es uno de los nuevos ídolos de la juventud, tal y como se pudo comprobar esa noche en O Grove, y es que haber compartido el tema Contando lunares con Don Patricio, el cantante de trap más famoso del momento en España, le catapultó a la fama en el 2019, y de ahí al estrellato. Unas seis mil personas atestaban la explanada de la Praza do Corgo para verle de cerca, y además, gratis. Qué mejor incentivo para desplazarse hasta la localidad y, de paso, cenar marisco. Había mucho turista autóctono, llegado desde otros puntos de Galicia. Aunque la media de edad, todo hay que decirlo no pasaba de los 30 años. Así que allí apretados cantaron, bailaron y bebieron ante la atenta mirada de los que habían bajado a comer los manjares de las carpas El artista interpretó sus temas mas conocidos, pertenecientes a su álbum Moonlight922, publicado en 2020. El espectáculo de luces tampoco defraudó. Fue apoteósico, todo a la altura de las circunstancias. Quién le iba a decir al ejecutivo local que el tinerfeño iba a reunir a tal cantidad de gente en tan poco espacio.

La fiesta se extendió en la explanada prácticamente hasta primera hora de la mañana siguiente, otro día de récord en O Grove. Porque el sábado la odisea debía repetirse con la música de Maika Makovski y Kula Shaker, eso sí, con un público totalmente antagónico. La música volvió a ser, de hecho, el gancho perfecto para vender en una sola jornada miles de tiques de comida, sobre todo, a la hora de la cena.