Comisaría y clubes se alían para erradicar cualquier violencia del deporte base en Vilagarcía

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

Policías de paisano acudirán a campos y pabellones en cuanto se detecten atisbos de intolerancia, racismo, sexismo u homofobia

08 jun 2023 . Actualizado a las 20:29 h.

Cualquiera que haya frecuentado un partido de fútbol en sus categorías inferiores será perfectamente consciente de que la diferencia entre el entusiasmo y una bronca en la grada estriba, en ocasiones, en una ligera chispa. No es lo habitual, pero un insulto o un manotazo pueden desencadenar un enfrentamiento en el que las palabras den paso a los hechos. Tampoco hace falta acudir a casos extremos como la tangana mortal desatada esta semana en un estadio de Indonesia. Ni siquiera, más allá del deporte, al brote ferozmente sexista del colegio mayor de Madrid que continúa coleando. Basta con reflexionar acerca de que todo tiene un comienzo. «El trabajo de prevención que hagamos ahora con los chavales prebenjamines contribuirá a evitar que dentro de quince años tengamos un problema grave de seguridad en un campo grande». Esta apreciación del inspector jefe de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía en Vilagarcía, Luis Hombreiro, anima el protocolo que su equipo acaba de poner en marcha junto a once clubes de la ciudad.

La idea y los primeros contactos surgieron en el tramo final de la temporada pasada. La delegación de participación ciudadana de la Comisaría trabaja en diferentes programas. El del comercio seguro, con el establecimiento de patrullas a pie por las calles de la ciudad, o el de turismo seguro, a través de los despliegues realizados en los principales eventos del verano en Vilagarcía, son dos ejemplos. En esta ocasión se trata de erradicar la intolerancia y la violencia en cualquiera de sus formas, verbal o física, del deporte base.

Comunicación constante

El protocolo se basa en el establecimiento de un canal de comunicación permanente entre el departamento de participación ciudadana y los equipos de fútbol, baloncesto y rugbi que cuentan con fichas federativas. «Vamos a mantener reuniones mensuales, y los equipos tendrán a su disposición una dirección de correo electrónico y una serie de teléfonos para que puedan informarnos de cualquier actitud intolerante que detecten», explica Hombreiro. Se trata de que los directivos, los técnicos, los familiares o los propios jugadores puedan transmitir aquellos comportamientos violentos, racistas, xenófobos o que atenten contra el principio de igualdad —algo especialmente importante en categorías mixtas— que observen o de los que sean víctimas.

A partir de ahí, será el área de seguridad ciudadana de la Policía Nacional, en contacto con la Policía Local, la que intervenga. «Cualquiera se puede equivocar y pronunciar una frase equivocada. Todos nos exaltamos. No hablamos de cuestiones puntuales, sino de actitudes reiteradas, que se repitan; eso sí hay que cortarlo de raíz». Una primera visita de agentes de paisano al terreno de juego o el pabellón en el que se hayan observado este tipo de comportamientos servirá para comprobar si efectivamente existe un problema de intolerancia. «De ser así —indica el inspector jefe— una simple conversación con la persona en cuestión puede bastar». Si el asunto va a más, la Comisaría activará la presencia de agentes uniformados. La ley es dura en materia de sanciones y, en episodios extremos, la detención es un recurso.

La clave está en la prevención

En cuestiones como estas siempre intervienen dos dimensiones, explica Luis Hombreiro: «Hablamos de prevención y de reacción. Si hacemos mal la primera, tendremos que recurrir a la segunda. Por eso yo hago especial hincapié en que la prevención es la clave». Que la Comisaría haya puesto en marcha este protocolo no quiere decir, por lo demás, que en Vilagarcía se haya disparado la intolerancia en el deporte: «En absoluto, no hemos detectado cosas que traspasen la línea. Pero por eso, precisamente, este es el momento adecuado para trabajar en este ámbito». Por ahora apenas se ha registrado una alerta, que resultó ser infundada.

Además, la información, siempre valiosa, no se circunscribe al ámbito deportivo. A menudo es posible identificar, a través del entorno de los chavales y de sus equipos, situaciones delicadas que se dan en otros ámbitos: «De hecho, con este canal detectamos un caso de acoso escolar que pudimos tratar con el centro». En realidad, razona Hombreiro, más que de un tema legal o policial «se trata de civismo, de convivencia y de un trabajo que atañe al conjunto de la sociedad».

Los insultos y las vejaciones desde la grada pueden conducir a multas de tres mil euros

Hablar de violencia en el deporte trae a la mente grandes estadios y enconadas rivalidades en las que normalmente hay en juego bastante más que dos porterías y un par de decenas de personas corriendo tras un cuero esférico en pantalón corto. Sin embargo, la ley que persigue la erradicación de la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte reza por igual para los modestos espacios en los que compiten las categorías inferiores del fútbol o el baloncesto. La norma incorpora una graduación de infracciones, leves, graves y muy graves, en función del riesgo y la trascendencia que entrañen este tipo de comportamientos. Incluso los más ligeros, como los insultos desde la grada, se sancionan con dureza: multas de 150 a 3.000 euros que, en casos extremos, se van a los 650.000 euros.

Este régimen sancionador no se limita a lo que suceda en el interior de un terreno de juego o de un pabellón. Tiene en cuenta, también, cualquier incitación a la violencia en sus aledaños o en los medios de transporte que conducen a ellos. Y, por supuesto, las declaraciones en los medios de comunicación y cuanto se vierta en internet y redes sociales.

De árbitros y niños

Por las características de su función en el campo, el árbitro acostumbra a ser una figura maltratada desde este punto de vista. No obstante, por lo que respecta al deporte base, su exposición no es la que más preocupa al inspector jefe: «Es cierto que el árbitro tiene el foco encima por sus decisiones, pero a mí me preocupan más los insultos a los niños, por su color de piel o por tratarse de una niña en categorías mixtas», subraya Luis Hombreiro.