La huerta a domicilio de Rebulidoiro

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

AROUSA

Miguel souto

La granja estradense vende cestas ecológicas de hortalizas, mermeladas, conservas o deshidratados

26 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Rebulidoiro es el sueño hecho realidad de Manuel Rey y Lucía Gómez, una pareja de estradenses que volvieron la vista a la tierra para poder conciliar. Él es técnico superior en electrónica y ella es traductora y profesora de Latín. Los dos estaban muy concienciados con la alimentación saludable, así que hace casi una década plantaron una huerta doméstica que logró la certificación del Consello Regulador da Agricultura Ecolóxica de Galicia (Craega). Enseguida pasó de ser despensa familiar a convertirse en un pequeño negocio: Rebulidoiro. «Naquela época, cando empezamos, todo era rebulir, ir dun lado a outro. Atender a horta, as galiñas... Sempre bulindo ou rebulindo», explica Manuel.

A día de hoy, Manuel y Lucía —sobre todo él, porque ella ha aprobado hace poco las oposiciones y tiene plaza en Ribadavia— trabajan dos hectáreas de tierra en las parroquias estradenses de Santa Cristina y San Xorxe de Vea. Muchos son terrenos familiares que antes estaban en desuso y que ahora están convertidos en un vergel del que brotan todo el año frutas, verduras y hortalizas que se comercializan en circuitos de proximidad.

Rebulidoiro no da para hacerse rico, pero les permite a Manuel y Lucía compaginar el trabajo con la crianza de sus cuatro hijos. En invierno producen todo tipo de brassicas, como coliflores, repollos, brécol o kale. También acelgas, espinacas, lechugas, grelos, nabizas, guisantes o habas. «Tentamos ter un pouco de todo», explican. En verano hay tomates de distintos tipos, pimientos, pepinos, cebollas, berenjenas, claudias o pexegos, entre una amplia gama de productos de temporada. «Plantamos todo o que podemos de tempada. Todo o típico de aquí témolo e tamén tentamos introducir novos produtos ou novas variedades, segundo a demanda que imos detectando», dice Lucía. Este año, por ejemplo, introdujeron distintas variedades de tomate negro y el tomate mar azul. «Déronse ben e teñen boa acollida, aínda que non dan tanta rendabilidade coma o tomate raf, que está máis arraigado», cuentan. Entre los experimentos más recientes de Rebulidoiro están también los physalis, los calçots —introducidos por petición de los clientes— y las guindillas o piparras.

La transformación de productos ayuda a que el negocio sea sostenible. Mermeladas, conservas, galletas y deshidratados se combinan en Rebulidoiro para que nada se eche a perder. «Cos excedentes de froitas e hortalizas facemos marmeladas. Témolas de tomate, de pemento de Padrón, de mazá, de ameixa, de claudia ou de cabaciña e pera», cuenta Manuel. Sus mermeladas no pueden ser más naturales. No llevan más que fruta, azúcar y agar-agar, un alga seca que se utiliza como espesante para darle la consistencia adecuada.

La marca estradense también comercializa conservas y deshidratados de todo tipo. Como el tomate seco con albahaca o las frutas secas, las chucherías más naturales que uno puede llevarse a la boca. «Temos unha deshidratadora que move o aire a un máximo de 50 graos para que as froitas ou hortalizas perdan a humidade e se conserven. Non hai máis engadidos», dice Manuel.

La granja eco Rebulidoiro combina la agricultura con la cría de gallinas o cerdos. «Cada vez temos máis animais porque axudan ao mantemento sostible da granxa sen necesidade de maquinaria. Os porcos van á finca antes de fresala e comen os cañotos, as galiñas dan ovos e esterco e tamén imos poñer cabras para que pazan as zonas máis de monte, que dan aproveitamentos doutro tipo. Temos arandos e frambuesas de momento para consumo propio, pero queremos seguir explorando», explica Lucía.

Rebulidoiro forma parte de la asociación Non é o mesmo, que trabaja en el entorno de Santiago y defiende la agricultura eco de kilómetro cero. «Na Estrada estamos tentando montar unha asociación de produtores para facer unha oferta conxunta para hostalería e comercio, pero aínda está moi verde», comenta.