El comercio de Vilagarcía estalla contra la falta de planificación de las obras: «Parece que queremos espantar a la gente»

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

El cierre al tráfico de Arzobispo Lago o el pintado de la parada de taxis de A Independencia agotan la paciencia de Zona Aberta

12 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El comercio y la hostelería forman el esqueleto del empleo en Vilagarcía. Y pese a su peso específico, dice Zona Aberta, son dos sectores a los que no se tiene en cuenta a la hora de tomar decisiones que acabarán por afectarles directamente. Así lo sostiene la presidenta de esta entidad, Rocío Louzán, que ayer salió a la palestra para mostrar el hartazgo de quienes batallan a pie de calle para mantener vivos sus negocios. «La gente está cansada, irritada y cabreada. Y habrá negocios que acaben cerrando porque todo son trabas y problemas», dice la responsable de la asociación de comerciantes.

Las quejas atañen a todas las administraciones, pero la asociación de comerciantes parece estar especialmente molesta con el gobierno local, el que por su proximidad debería ser el que mostrase una mayor sensibilidad por sus demandas y necesidades. No es así. «Se toman medidas sin escucharnos, de muchas no nos enteramos más que por la prensa o cuando ya están ejecutadas». «Jamás nos hemos opuesto a los planes de peatonalización y humanización de la ciudad, pero ahora vemos que se están haciendo cosas sin ningún tipo de planificación y sin pensar en las repercusiones que puedan tener en el comercio». El cierre al tráfico de la calle Arzobispo Lago en pleno mes de agosto es, dicen, un ejemplo de una política de hechos consumados que no gusta a los comerciantes. «O la decisión de hacer un martes, que es día de mercado, el pintado de las paradas de taxis de la plaza de la Independencia, con un cambio de ubicación del que, por cierto, nadie nos había avisado». Y el no avisar es, precisamente, uno de los defectos que achacan al gobierno, «que corta calles y ni siquiera lo señaliza con margen: los conductores se enteran cuando llegan con su coche al lugar en el que se corta», dice Louzán, que sostiene que «en lugar de atraer a gente a Vilagarcía, parece que estamos queriendo espantarla». De ahí, «que se vallen zonas de aparcamiento por actos que se van a celebrar muchos días después. Quienes vienen de fuera no aparcan», señala. Pero la lista de quejas va mucho más allá. Los comerciantes siguen esperando «que alguien nos explique las razones por las que se cambió la Noite Meiga de fecha». Por no hablar del extraordinario celo que se está demostrando a la hora de vigilar terrazas de hostelería, en lugar de buscar una normativa que armonice los intereses de vecinos y de un sector que sigue dependiendo, y mucho, del verano.

Las medidas de ahorro energético

Estos días, el comercio intenta digerir las medidas de ahorro energético del Gobierno central. «Aquí muchos locales no tienen aire, pero sí calefacción, y se van a ver obligados a instalar unas puertas que cuestan, mínimo, 3.000 o 4.000 euros», dice Louzán. También se mostró muy crítica con la orden de apagar los escaparates a las diez de la noche. «La factura la pagamos nosotros, ya tenemos cuidado de hacer el consumo justo. Pero darle vida a las calles, contribuir a ‘hacer ciudad’ es una de nuestras señas de identidad, y parece que nos la quieren quitar», se lamenta Louzán.