El incendio de Xiabre provocó daños por importe de seiscientos mil euros

s. gonzález / c. barral VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

Vilagarcía y Caldas se alían para prevenir un siniestro cuyo patrón se repite una y otra vez

11 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El Xiabre no es un monte abandonado a la buena de dios. Al margen de los propietarios particulares, que deben responder por sus fincas, dos comunidades —Cea en Vilagarcía y Saiar en la vertiente de Caldas— se encargan de limpiar, desbrozar y repoblar, además de mantener una amplia red de pistas y cortafuegos. Contra toda evidencia, tanto esfuerzo no parece bastar para evitar que, de forma recurrente, el fuego se desate sobre sus lomas, destruyendo el entorno y poniendo en jaque a empresas y viviendas. Ayer, los alcaldes de ambos municipios, los socialistas Alberto Varela y Juan Manuel Rey, se reunieron a pie de ceniza con los responsables de las dos juntas de montes para anunciar su compromiso con la búsqueda de soluciones. En la medida de sus posibilidades, claro está, ya que las competencias en la materia les son ajenas.

De hecho, es la Consellería de Medio Rural la que debe evaluar los daños de un incendio que, en las comunidades están convencidos, ha devorado al menos seiscientas hectáreas de monte frente a las 450 que figuran todavía en el balance provisional de la Xunta. De momento, Julian Abuín, presidente de San Pedro de Cea, calcula que las llamas se han llevado por delante seiscientos mil euros que la comunidad había invertido aquí, entre fondos propios y subvenciones.

El equipo de Rey ha convocado un pleno extraordinario para este mediodía. En él se aprobará una ayuda de diez mil euros para cubrir los gastos soportados por la comunidad de Saiar. Y habrá más: «Será unha gota en termos de prevención, pero queremos comprobar tamén que podemos facer no caso dos particulares», apuntó el regidor, cuya propuesta incluye un llamamiento hacia la Xunta y la Diputación para que se coordinen en un esfuerzo efectivo para la recuperación y reforestación de la superficie calcinada. Pero, especialmente, a la hora de prevenir todo esto.

Alberto Varela se expresó en términos parecidos. El alcalde de Vilagarcía anunció un «esfuerzo extraordinario» que se unirá a los ochenta mil euros que cada año destinan los presupuestos municipales a las comunidades de montes de la capital arousana. En cuanto al patrón de un fuego que se ha reproducido con exactitud escalofriante en el 2006, el 2016 y hace apenas unos días, Varela quiere ser prudente a la espera de que se investigue lo ocurrido. No obstante, entiende que tanto la capital arousana como Caldas deben seguir dotando sus equipos de emergencias y buscar, si es posible, soluciones con el asesoramiento de los técnicos. Rey, por ejemplo, es partidario de contratar un ingeniero de montes para que guíe la labor de prevención.

Martina Miser

Desde el campo de tiro. Los alcaldes de Caldas y Vilagarcía acompañaron a los comuneros en una visita al antiguo campo de tiro de Xiabre. Nadie se explica que un fuego iniciado mucho más abajo, en Saiar, pudiese avanzar de nuevo como lo hizo hasta poner en riesgo viviendas y empresas.

Las comunidades cuestionan con dureza la forma en la que las brigadas enfrentaron el fuego

No es Julián Abuín un tipo que se muerda la lengua si tiene algo que decir. El presidente de San Pedro de Cea no dudó en criticar la forma en la que las brigadas forestales y el operativo de extinción abordaron el incendio que se inició en Saiar. «Non saben enfrontarse ao lume, neste monte hai mil sitios nos que paralo antes de que chegue as casas, parece que o fixesen a propósito», afirmó Abuín, visiblemente enfadado, antes de explicar que a un frente de llamas hay que atacarlo de forma lateral, evitando la asfixia por inhalación de humo. «Agora temos que limpar e planificar de novo. Volver a empezar porque o plan de ordenación que tiñamos non vale de nada».

Su homólogo en Saiar, José Manuel Suárez, mantiene una opinión similar: «Non se entende que o lume puidese pasar dun lado para outro. En canto escoitan falar de polígonos e casas deben de abandonar o resto, marcar un perímetro e o demais, que arda».

El monte arbolado que se ha destruido es, en su mayor parte, fruto de repoblaciones que se mantenían limpias. En la falda de Vilagarcía, el fuego golpea de nuevo la cuenca del río de O Con, con lo que cualquier lluvia de envergadura entrañará el riesgo de arrastrar tierra, piedras, ceniza y madera muerta hacia el embalse de Castroagudín. Solo hay que recordar las inundaciones del 2006 para calibrar el alcance de sus potenciales consecuencias. En Saiar, donde según Suárez han ardido al menos 320 hectáreas, los principales perjudicados son los propietarios de fincas particulares, en las que crecía madera ya en talla comercial y condiciones de ser talada y vendida. Para ellos, las pérdidas económicas serán durísimas.