El «Galician Noir» o la delicia de las novelas oscuras casi negras

Antonio Garrido Viñas
Antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

Costas, Ameixeiras y Jabois disertaron sobre ellas en Vilagarcía, Cidade de Libro

17 jun 2022 . Actualizado a las 20:54 h.

Hubo rayos, truenos y petricor. Y no parecía mejor puesta en escena, porque cualquier novela negra debería tener algún momento con rayos, truenos y petricor. Sobre todo si está escrita en Galicia. Pero esos tres elementos, en realidad los dos primeros y la lluvia que los suele acompañar, obligaron a trasladar las Conversas ao solpor de ayer desde la plaza de la Segunda República a la sala de conferencias del auditorio. Con alguna pequeña confusión, porque en un primer momento se apuntó que se celebraría en el salón García, pero quienes allí acudieron y vieron que no era el lugar tuvieron tiempo de sobra para acomodarse, porque Ledicia Costas seguía firmando ejemplares más allá de las ocho y media, con sus admiradores aguantando el chaparrón haciendo cola bajo los paraguas.

Que la charla fuera en una sala de conferencias y no en un salón de actos fue un alivio si tenemos en cuenta lo que escribió la propia Costas en Infamia, que de ese libro se habló, y mucho, ayer: «É moi probable que os homes que levaron as nosas nenas estean agora mesmo neste salón de actos, mesturados entre a xente. Finxindo ser bos veciños, bos fillos, bos maridos», relataba Costas en su novela.

Ledicia Costas fue una de las protagonistas de la tertulia, en la que también participaron Manuel Jabois y Diego Ameixeiras, y que estuvo conducida por Susana Pedreira. Justo antes de comenzar, Augusto Guedes y la propia Ledicia Costas leyeron sendos cuentos de Domingo Villar en el homenaje que se le está rindiendo al escritor vigués. Costas recordó que la última vez que estuvo con él fue precisamente en la feria del libro vilagarciana del año pasado. Porque si tocaba hablar de novela negra, evidentemente Domingo Villar tenía que estar presente. Fue The Guardian quien lo señaló como génesis de eso que el periódico inglés ha bautizado como «Galician Noir». Pero, ¿domina Galicia la novela negra?, como les preguntó Pedreira a los contertulios. Y dio la sensación de que, parafraseando el título de aquella película, quizás están más cómodos si hablamos directamente de novelas oscuras casi negras. De hecho, Costas recordó la anécdota de que nunca pensó que había escrito una novela negra, que en un primer momento la editorial catalogó Infamia como thriller psicológico, que le cayó la del pulpo en las redes por esa calificación y que, por eso cuando la invitaron a participar en el Getafe negro, dijo que sí, que Infamia era novela negra de toda la vida.

Los vínculos

Sin embargo, algunos vínculos, como Susana Pedreira se encargó de ir desgranando, aparecen en los últimos trabajos de los tres autores que invitan a pensar que tienen cosas en común. Quizás, el más destacado, es el de la importancia de lo vivido. «Somos restos da infancia, non somos moito máis. A infancia profunda marca a un escritor», apuntó Diego Ameixeiras, para explicar que algunas de los paisajes por los que discurre la vida de Mateo, el protagonista de O cervo a sombra, son inevitablemente recuerdos de ese Ourense que vivió como adolescente, con una generación anterior diezmada por la heroína, que denunció que corrió impunemente por las venas de muchos gallegos mientras mucha gente miraba para otro lado. Porque, como concluyó Jabois, escribir sobre aquello que conoces es una herramienta habitual. «Berta Soneira é a xornalista que eu quería ser, e Mai, a adolescente que non puiden ser», explicó el autor de Miss Marte.