Las tres razones que han llevado al Arousa de vuelta a la Tercera

Pablo Penedo Vázquez
pablo penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

El club no supo parchear en enero una plantilla insuficiente y tardó demasiado en tirar del comodín del cambio de entrenador con el equipo ya en barrena

17 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Una de las leyes no escritas del fútbol dice que una competición como la liga acaba cuadrando con razonable precisión la diferencia entre los méritos y deméritos y la posición final de cada equipo en la tabla clasificatoria. Siendo discutible hasta qué punto el Arousa ha sido el peor equipo del Grupo 1 de la Segunda RFEF más allá de un Ceares que apuntaba ya a desahuciado en los primeros compases de la segunda vuelta, lo cierto es que el regreso exprés del conjunto arlequinado a la Tercera obedece a la lógica de las decisiones que se fueron asumiendo desde la dirección deportiva que el pasado verano ocupó Rafa Sáez y, por extensión, de la comisión deportiva arlequinada, órgano colegiado que encabeza el presidente del club, Manolo Abalo. Estas son, si no todas, las tres grandes razones que acabaron por forzar al Arousa a buscar, sin éxito, la heroica en la última jornada del campeonato, sin la capacidad ya siquiera de depender de sí mismo para agenciarse al menos el comodín de la promoción de permanencia.

confección de la plantilla

Un equipo demasiado corto 

Si de algo ha hecho santo y seña Manolo Abalo en su década al frente de la presidencia del Arousa es de que la inversión en el primer equipo nunca pondrá en peligro la estabilidad económica del club. Sobre esta base, Rafa Sáez recuperó a Jorge Otero para un banquillo que había abandonado cuatro temporadas atrás entre la contestación de parte de la afición arlequinada por su apuesta futbolística, y construyó un plantel de tan solo 20 futbolistas, dejando vacantes dos fichas. El director deportivo apostó por la continuidad del grueso del equipo que había logrado el ascenso, al que añadió únicamente media docena de fichajes. Solo uno de ellos procedente de Segunda B: Alberto Martín, ex futbolista de Primera División llegado de un Recreativo de Huelva donde las lesiones musculares apenas lo habían dejado jugar la temporada y media anterior. Los cinco refuerzos restantes fueron fichajes del grupo gallego de Tercera y el vigués Diego Diz, repatriado del fútbol finlandés.

 mercado de invierno

Sin un solo refuerzo en enero 

Durante el segundo partido de Liga, en Luanco, el Arousa perdía a su portero y a su interior derecho titulares, Álex Cobo y Róber, lesionados de gravedad. Aún así, el equipo de Jorge Otero completó la primera vuelta con buena nota: undécimo clasificado con 21 puntos de 54 posibles, con 4 puntos de colchón sobre la primera casilla de descenso directo, que ocupaba el Arenteiro, y 3 respecto a la de promoción de permanencia, en la que figuraba el Coruxo. Dieciocho goles a favor y 19 en contra, un casi perfecto equilibrio entre la producción defensiva y ofensiva, sostenían la trayectoria arlequinada en el ecuador del curso. No obstante, llegados a este punto, la dinámica de las ligas de fútbol recordaba entonces otra de esas leyes no escritas: cualquier equipo abocado a la lucha por la supervivencia en una categoría está obligado a apuntalar su plantilla a medio camino. El Arousa no lo hizo. Aún a sabiendas de que Róber podría no volver a jugar la presente temporada —recibió el alta la segunda semana de abril tras medio año en el dique seco—, que el malagueño Denis (21 años) había completado la mitad del campeonato inédito por decisión técnica y que Fajardo (146 minutos) y Sidibé (36) tampoco contaban para Jorge Otero. Con solo 14 futbolistas de campo en los planes del entrenador, Rafa Sáez anunció que las cuentas del club solo permitirían fichar por el coste de los futbolistas que optasen por cambiar de aires. En ningún momento, al menos de puertas afuera, el club hizo ver su intención de hacer hueco para echar mano del mercado de invierno antes de su cierre al final del mes de enero, y apuntalar una plantilla demasiado justa para, al menos, conseguir otros tantos 21 puntos durante una segunda vuelta en la que se sabía que sumar iba a resultar cada vez más cuesta arriba. Quince días después del cierre del mercado Denis dejaba A Lomba con destino al segundo filial del Celta, en Preferente, sin haber disputado un solo minuto en partido oficial con la camiseta del Arousa. El 21 de marzo se fichaba a otro central andaluz, Diego Felices, de 19 años y en paro por la implosión del Extremadura. Pero como advirtió el propio Rafa Sáez, el chaval no venía a salvar al equipo. 

relevo en el banquillo

La baza de Luisito, muy tarde 

La segunda vuelta no tardó en revelar a un Arousa muy diferente al de la primera vuelta. Lejos de ser un resfriado, el 3-0 encajado el 6 de febrero en Llanera, frente a un rival directo por la permanencia, se acabó confirmando como el primer síntoma de la gravedad de los problemas de un Arousa plano y desequilibrado, que empezó a hacer aguas por donde los equipos acaban hundiéndose, la defensa. Durante nueve jornadas, los de Jorge Otero solo fueron capaces de sumar 7 puntos de los 27 en juego; derrotando únicamente, 1-0, a la Gimnástica Segoviana, con el juvenil Álex Rodríguez evitando el naufragio arlequinado en el minuto 94. El 3-1 sobre el colista, Ceares, resultó un espejismo. El Arousa viajó a Salamanca con idea de comenzar a alfombrar la permanencia eliminando a un rival directo de capa caída, pero encajó un 4-0. Solo entonces el Arousa destituyó a Jorge Otero. Cinco jornadas resultaron insuficientes para enderezar un avión en barrena hasta para un técnico como Luisito.