Pepinos de Leganés y pan de Carballo

José Ramón Alonso de la Torre
J.R. Alonso de la torre EL CALLEJÓN DEL VIENTO

AROUSA

Capotillo

El Arousa se juega el descenso en dos emocionantes partidos contra Leganés B y Bergantiños

09 may 2022 . Actualizado a las 20:58 h.

El Arousa S. C. se la juega en los dos próximos partidos de liga. Tras una campaña complicada y difícil, su estreno en Segunda RFEF puede culminar con la consecución del objetivo con que se encaró la liga: no descender. Para conseguir, si no la salvación definitiva, sí su aplazamiento a expensas de un play-off con muerte súbita, hay que ganar los dos próximos partidos. El primero, fuera de casa, esta mañana a las 12 contra el Leganés B y el segundo, el domingo que viene, también a las 12, contra el Bergantiños en A Lomba.

El fútbol es un deporte muy literario y en las crónicas futboleras, se echa mano de metáforas, eufemismos y otras figuras retóricas propias de un género periodístico tan singular como consolidado. En esas crónicas, para evitar la redundancia, en vez de repetir Arousa quince veces, se recurre a expresiones como el equipo arlequinado. Estos recursos suelen ser un tanto cursis y uno de los más socorridos es echar mano de la gastronomía para definir a un club. Así, esta mañana, el conjunto de A Lomba se la juega contra el equipo pepinero pues al Leganés, como saben, se le relaciona con los pepinos, cucurbitáceas tradicionales de las huertas del entorno de esta ciudad dormitorio madrileña poblada por miles de emigrantes llegados desde Extremadura, La Mancha y Andalucía.

La gastronomía y el fútbol tienen una curiosa relación, aunque ningún equipo tan generoso como el club de las mantecadas, es decir, el Astorga. Hasta hace nada, cuando los trenes que unían Galicia con Euskadi se detenían en Astorga, subían a los vagones unas vendedoras ofreciendo cajas de mantecadas a los viajeros. Pero lo más curioso llegó en la temporada 2015-16, cuando, cada vez que el Atlético Astorga visitaba por primera vez los estadios gallegos de los clubes de Segunda B, sus jugadores, tras saltar al campo y hacerse la foto de rigor, se distribuían por los cuatro lados del rectángulo de juego y lanzaban cajas de mantecadas al público.

Estas famosas mantecadas fueron popularizadas por una monja astorgana tras salir del convento y casarse con un maragato, curioso gentilicio que les viene a los astorganos de su condición antigua de arrieros. Eran ellos quienes llevaban en sus carros pescado desde Galicia (el mar) hasta Madrid (los madrileños eran conocidos como los gatos). Y de ahí, del mar a los gatos, pues eso, maragatos. Lo gracioso y frustrante es que, en aquella liga, el equipo que solía venir a Galicia después del Astorga era el Guijuelo y la afición del Coruxo o del Somozas iba al campo con la ilusión de que les lanzaran, si no jamones ibéricos, al menos unos estuchados con lonchas. Pero no hubo suerte y se tuvieron conformar con ver los perniles dibujados en las camisetas del equipo chacinero y salmantino, que nació en 1974 y desde sus inicios está marcado por la carne de cerdo curada: su primer partido lo disputó en Candelario para celebrar El Día de la Chacinería.

Cuando el Leganés vino a Vilagarcía, no tiró vegetales, pero es tradición que el Lega regale una caja de pepinos a los equipos que visitan Butarque. Y estaría bien que el Bergantiños repartiera pan de Carballo a la afición arlequinada en la última jornada. Los duelos con pan son menos, pero no vamos a ponernos en lo peor, sino en lo mejor: una victoria esta mañana frente a los pepineros y a jugárnoslo todo en A Lomba en el último partido.

El Leganés y el Arousa tienen una cosa en común: un himno antiguo un tanto soso y otro moderno más marchoso. Recuerdo la tristeza depresiva que provocaba escuchar en A Lomba aquel himno con música de nana que decía así: «Arousa, Arousa, ti es o millor, Arousa, Arousa, sera-lo campión». Poca épica había en aquel canto y así era difícil ser campeón de nada. El himno moderno que se escucha en Youtube es más marchoso, aunque parece más propio de una verbena que de un estadio en armas. Dice cosas como: «Xiabre y Lobeira testigos de rigor, la ría de Arousa perla y anfitrión, la escuadra inglesa brindó el honor, Vilagarcía, cuna del fútbol en la nación». Los montes, la perla, la escuadra… Tanto tópico desmoviliza más que estimula. Si analizamos la letra del himno del Lega, tampoco empuja a la lucha, sino que se refiere a la historia del equipo («En el año 28, del pasado siglo veinte, once leones valientes nacieron el Leganés») y a la población de aluvión de la ciudad («Son muchos los vientos de esta gran ciudad… Venimos de todas partes»).

Estos himnos con tanta prosopopeya adormecen más que entusiasman. En ese punto, los riojanos son más directos. En Logroño, apuestan por himnos sin retórica ni simbología. El de la UD Logroñés dice: «Cantemos unidos, gocemos contigo... Gol, gol, gooool». Y el de su antecesor el CD Logroñés, rezaba: «Aúpa el Logroñés, chuta que chuta que chuta». Es decir, fútbol directo y a por el gol, que es de lo que se trata. En fin, todo esto de los himnos y los pepinos no es más que una manera de entretenerles y de aplacar los nervios mientras empieza el partido y vivimos la esencia del fútbol humilde: sufrir.