javier romero
El big bang creativo de las narcolanchas en Galicia se moldeó en fibra de vidrio en un recuncho de la ría de Arousa. Astilleros Facho, en Cambados, de Sito Miñanco, parió la primera planeadora artesana cabinada. Su padre ideológico la bautizó Sipra —acrónimo de Sito Prado, en alusión José Ramón Prado Bugallo, la persona que asume al personaje Miñanco—. Era 1989 y la probaron en aguas de la ría de Vigo. Una patrullera de Aduanas la interceptó y, al abordarla, descubrió en su interior una tonelada de sal. Era el ensayo general de una descarga inmediata de otra sustancia blanca. «Sito fue un visionario, nadie como él para eso. Era el mejor y apostó siempre por innovar, pero con lanchas rígidas, nunca le gustaron las semirrígidas. Es más, las que decomisaron en el 2018, en su última detención, se hallaron también en O Facho y eran rígidas. Sito se quedó estancado en ese formato», explica un excolaborador suyo que pasó años en la cárcel por narcotráfico.