El vaivén de la autopista llegó con Touriño

Javier Benito
javier benito LALÍN / LA VOZ

AROUSA

Miguel souto

El entonces presidente de la Xunta anunciaba hace tres lustros la gratuidad de la AP-53 desde Dozón a Ourense y se descartaban medidas para abaratar el peaje a Santiago, que sigue hoy por las nubes

02 may 2022 . Actualizado a las 20:05 h.

La gestada en un principio como vía de alta capacidad para vertebrar la Galicia central se convirtió después en autopista de pago para los usuarios y, en parte, solo para la Xunta. Hablamos de la AP-53, que une Santiago con Dozón para transformarse en AG-53 desde el municipio dezano hasta Ourense. Hace justo quince años que el entonces presidente autonómico, el socialista Emilio Pérez Touriño, anunciaba la gratuidad de ese tramo en cuanto concluyesen las obras. Lo hizo al presenta un plan de infraestructuras para la provincia ourensana.

Comenzaba entonces el vaivén de esta autopista. Según al lado que te balancees toca rascar el bolsillo o no hacerlo. Una decisión que generó de inmediato confrontación política ante el agravio comparativo que suponía para quienes viajaban desde Lalín y Deza en general a la capital compostelana respecto a quienes lo harían hasta Ourense al abrirse el tramo libre, con peaje en la sombra de la Xunta. Una decisión política que sin duda generó un acercamiento social hacia la capital ourensana frente a Santiago, en especial en ocio y compras, ya que Deza depende a nivel hospitalario y universitario preferentemente de la ciudad del Obradoiro.

Pérez Touriño argumentaba hace quince años esa decisión sobre gratuidad de la AP-53 entre Dozón y Ourense en la búsqueda de un reequilibrio territorial. En aquel abril del 2007 se recordaba la génesis de lo que iba a ser una vía de alta capacidad, incluida por el Gobierno socialista de Felipe González en el Plan Director de Infraestructuras 1993-2007. Pero tras el ascenso al poder del Partido Popular, se decidió reconvertir el proyecto en autopista de peaje, materializado el convenio en 1997 con una aportación de 60 millones de euros a fondo perdido de la Xunta para ejecutar la obra. La puntilla sería la concesión en 1999 del peaje por 75 años, restando aún más de medio siglo para su conclusión.

Aquella decisión posibilitó que 34 kilómetros quedasen libres de peaje, mientras que por los 42 entre Santiago y Lalín abonasen los conductores 4,80 euros del 2007. Una cuantía elevada con la que peleaban ya tanto políticos como empresarios y otros colectivos sociales para conseguir que se abaratase. Ni la concesionaria Acega ni el Ministerio de Fomento atendieron entonces a esa presión. Pero la Xunta también descartó aplicar en la AP-53 el sistema que sí articuló para la supresión parcial del peaje en Rande y A Barcala, en la AP-9. Entre los argumentos, los 60 millones de euros que en su día aportó el Gobierno de Fraga a fondo perdido pero sin reservarse capacidad de decisión sobre la gestión del vial.

Esa presión previa al anuncio de Pérez Touriño se intensificó al día siguiente de sus palabras. El alcalde de Lalín, José Crespo, comparecía el 19 de abril junto a los presidente de las patronales de empresarios de Deza y del comercio lalinense para reclamar la gratuidad de todo el trazado de la AP-53 o, si se descartaba esa opción, prorratear el peaje fijado entre Santiago y Dozón a todo el recorrido hasta Ourense. Consideraban la medida un agravio comparativo y se reactivaba la comisión por la rebaja del peaje, que estaba recogiendo firmas por ser demasiado elevado en comparación con otras autopistas de la geografía nacional. La patronal dezana se quejaba del varapalo que les suponía en competitividad, con costes excesivos para quienes debían desplazar equipos de trabajo hacia la capital compostelana. Y mientras se mantenía una batalla judicial para que se cobrasen realmente los kilómetros realmente recorridos por los usuarios, hasta Lalín, y no hasta el Alto de Santo Domingo (Dozón).

El debate político se prolongó durante días, meses y, en realidad, durante años porque hoy sigue viva la cuestión del elevado peaje de la AP-53. Mientras, se fue recibiendo con alegría por los conductores la apertura por tramos de esa vía de alta capacidad hacia Ourense, la AG-53. Y con tristeza ya que todas las negociaciones, debates en distintos foros y procesos judiciales incluso, en muchos casos con picos en función de intereses por las elecciones en lontananza, cayeron en saco roto. Si hace tres lustros circular por tramo de pago de la autopista eran 4,80 euros para todo el trazado, ahora son 6,05. Cifra nada desdeñable sin que Acega nunca aceptase establecer algún tipo de bonificación, como sí tienen quienes viajen por la AP-9 desde hace ya un tiempo. En estos últimos meses se volvía a abrir el melón con un informe de la Xunta que ponía coste a esas bonificaciones, pero Fomento no parece estar dispuesto a asumirlo. Tocará seguir rascándose el bolsillo u optar por transitar por la sobrecargada Nacional 525.