Por su parte, el alcalde de O Grove, el socialista José Cacabelos, se mostraba ayer muy molesto con la manera de proceder de la Xunta de Galicia, indicando que se había informado antes a la prensa que a la propia Administración local. El regidor señalaba que en este caso «debería regir el principio de colaboración entre ambos organismos, ya que se trata de un documento interno» y aseguraba que no existía «respeto institucional».
Antes de que el equipo redactor examine el documento remitido por la Xunta, Cacabelos se aventuraba a decir que algunos de los puntos negativos de dicho informe son diferentes a los del 2019 «y no entiendo por qué no se incorporaron entonces». Cacabelos se defiende alegando que ese primer dictamen del PXOM llegó con cuatro años y medio de retraso, «cuando la ley marca un plazo máximo de tres meses para contestar a estos informes». Asegura que se han enviado las correcciones que ahora se le reclaman, y dice tener la sensación de que lo que se ha hecho es «un nuevo informe sectorial de Patrimonio». No será este el último capítulo del PXOM, ya que el Concello aún debe recibir un informe favorable de Portos de Galicia para su aprobación definitiva, aunque con tantas vueltas el alcalde socialista dice que «a este paso, va a ser imposible tramitarlo».