Kevin Weatherill: «La gente disfruta escuchando la música con la que creció y buscamos que eso ocurra hoy»

r. Ares / s. g. VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

QUIM CABEZA

Immaculate Fools, el grupo de los 80, actuará esta noche, a las once, en el parque de A Xunqueira, donde presentará su nuevo disco

14 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Los icónicos Immaculate Fools, que dominaron las listas de éxitos durante los 70 y los 80, sonarán esta noche en Vilagarcía, a las once, en el parque de A Xunqueira. En 2016, tras un parón de su actividad de más de diez años, el grupo, capitaneado por Kevin Weatherill hizo una reconversión, contando con músicos de la zona como Paco Charlín, Max Gómez, Antonio Casado o Laura Solla. Ahora, acaban de sacar su nuevo álbum, Stardust and water, que cuenta con la aparición de Andy Ross, miembro original de Immaculate Fools, que ha contribuido con voces, guitarras, teclados y mucho más. El disco ofrece la magia de la banda original, actualizada a los tiempos de ahora.

-¿Cómo sientes que tu traslado a Galicia en el 2016 ha inspirado la música que compones?

-En primer lugar, puedo afirmar que desde que vivo aquí soy más feliz. Cada día que me levanto por la mañana y miro a través de mi ventana, me doy cuenta de lo afortunado que soy de vivir en un sitio como este. Tanto el tiempo, similar al de Inglaterra, como el paisaje me inspiran a estar de mejor humor. Este bienestar se ve reflejado en mi música. En mi próximo álbum, de hecho, hay dos o tres canciones dedicadas a este rincón del mundo que me tiene enamorado. De hecho, hace tiempo que me siento más de aquí que de Inglaterra, soy un inglés que vive en España, todo el tema del Brexit me enerva, me siento mucho más conectado a Europa ahora.

-¿Cómo surge este cariño hacia Galicia? ¿Habías estado aquí antes de convertirlo en tu lugar de residencia?

-Lo cierto es que tengo conexiones con esta tierra desde hace treinta años. La primera vez que viví con gallegos fue en Guitiriz. Cuando conocí a mi mujer y decidimos que queríamos mudarnos a vivir juntos en España, supe que no podíamos escoger otro lugar que no fuese este.

-En los últimos cinco años has comenzado a trabajar con músicos de la zona, que ya suponen la mitad de la plantilla del grupo, ¿Resultó difícil comenzar a trabajar con ellos por la barrera del idioma?

-Realmente no fue un problema porque todos hablan muy bien inglés. Yo, desafortunadamente, hablo el español propio de un niño pequeño (ríe). Harry Price, nuestro violinista lleva veinte años viviendo en España, así que domina el castellano. Todo fluyó muy bien desde el principio, el grupo conectó muy bien .

-¿Qué ha aportado la incorporación de Paco Charlín, Max Gómez y Antonio Casado a Immaculate Fools?

-No solamente son unos músicos excepcionales, sino que vibramos en la misma sintonía a la hora de trabajar. Siento que las nuevas incorporaciones han sido positivas porque todos trabajamos felices, respetándonos los unos a los otros. A Paco Charlín, por ejemplo, me lo presentó un amigo. Cuando lo vi actuar sobre un escenario me quedé maravillado con lo que hacía, y dije, este hombre tiene que pertenecer a mi banda.

-¿Crees que ha cambiado el concepto original de los Immaculate Fools con respecto a la banda actual?

-El espíritu es el mismo, soy muy cuidadoso a la hora de escoger a nuevos integrantes por el inmenso cariño que le tengo a este proyecto. Es una gran presión, pero me considero muy afortunado con los músicos que me acompañan. Creo que a pesar de los cambios que ha experimentado el grupo con el paso de los años, hemos conseguido retener la misma energía.

-En cuánto a la música que tocaréis hoy en A Xunqueira, ¿podremos disfrutar de los clásicos u os centraréis en la presentación de vuestro nuevo disco?

-Se trata de un concierto para que todo el mundo disfrute en el que sonarán los clásicos de Immaculate Fools. Al final, a la gente le gusta escuchar las canciones con las que creció. También sonará música del nuevo disco. Habrá de todo.

-¿Cómo afrontas los conciertos desde la llegada del coronavirus?

-Recientemente actuamos en el País Vasco y en Moaña y fue fantástico. Hacemos lo que podemos dentro de las circunstancias y la gente responde muy bien.