Teri Portela: «Que todo el mundo sepa que está en un pueblo olímpico»

Pablo Penedo Vázquez
pablo penedo O GROVE / LA VOZ

AROUSA

O Grove y la subcampeona en Tokio se dedicaron ayer un homenaje cruzado

12 ago 2021 . Actualizado a las 10:17 h.

El pueblo de O Grove quiso homenajear ayer a la más ilustre de sus vecinas, y en el camino se acabó encontrando con una demostración de cariño a la misma altura. La de Teresa Portela hacia las gentes de una localidad en la que, recordó, veraneaba de muy niña sin imaginar que algún día pasaría a ser una más y a sentir el afecto de sus vecinos. Unos 300 de ellos acudieron a última hora de la tarde a la llamada del Concello y la Asociación do Deporte Meco (ADM), para llevarse al menos tanto de bueno de la subcampeona olímpica de K1 200 en Tokio como dejaron en el corazón, abierto de par en par, de la piragüista.

Las demostraciones de admiración y cercanía se sucedieron desde el momento en el que Portela se personó en la Praza do Corgo minutos antes del inicio del acto acompañada de su marido, el grovense y ex canoísta olímpico David Mascato, y su hija Naira, convertida a su vez en otra de las mecas más reconocidas en el mundo para orgullo de sus vecinos.

Firmas de autógrafos y posados prologaron la ovación cerrada con la que fue recibida Portela. Dos minutos de aplausos, acompañados de vítores de ‘¡Campeona!' cuando sacó su medalla de plata del bolso y respondidos con un sincero, profundo y silencioso ‘¡Gracias!' por la deportista.

Habló desde el estrado el presidente de la Federación Galega de Piragüismo, antiguo compañero de fatigas olímpicas del marido de Portela y buen amigo de la familia, Fredi Bea. A él le correspondió el toque de humor. Sosteniendo que «David sempre foi o intelixente do noso barco, e como non sacamos medalla olímpica soubo casar ben. [...] ¡Lo conseguimos David. Tenemos una medalla (olímpica) en O Grove!», gritó para alborozo de los presentes.

Intervino después el vicepresidente de la ADM, Diego Gondar, resaltando el «orgullo de que sexas (Portela) un dos símbolos do deporte español. Xa formas parte da historia do Grove, de Aldán, de Galicia e de España». Palabras que precedieron a las dirigidas por el alcalde, José Cacabelos, en nombre de la corporación y el pueblo meco; reconociéndole a la pequeña Naira su papel clave en la plata de Tokio con su consigna: «‘Mami, gaña'» y recordando el próximo nombramiento de Teresa como Filla Adoptiva de la localidad.

La palabra es cariño

La emoción se palpaba en el aire. En los ojos vidriosos de Fredi Bea y David Mascato. Pero también en el poder de la deportista española con más participaciones en los Juegos para aplacar la locuacidad de al menos dos de sus predecesores frente al micro, subyugada por las ganas evidentes de escuchar a la gran protagonista.

Teri fue Teri. Regalando en su discurso esa mezcla de fuerza y corazón que la han forjado como es hoy, como lleva una vida entera siendo. Recitando sobre la marcha un discurso sin papeles ni preparativos, posada en el palco de O Corgo sobre esa nube en la que dijo llevar una semana aposentada. Agradecida y alucinada por igual por que «sigo recibiendo cientos y cientos de mensajes» en los que redescubre una y otra vez que «mi objetivo personal lo haya sentido con ese cariño tanta gente. Gracias a toda esa gente que me dio su cariño», exclamó, añadiendo: «Sobre todo a las madres, que se sienten identificadas, sabiendo que conciliar no es fácil».

«O Grove me encanta, supongo que a vosotros también», les soltó Portela a sus vecinos. A todos ellos los animó a sentirse «súper orgullosos» por tener cuatro olímpicos, Joaquina Costa, Bea, Mascato y ella misma: «Es algo extraordinario. Que todo el mundo cuando ponga un pie en O Bao sepa que está en un pueblo olímpico». El mismo en el que «disfruto entrenándome», relata, aprovechando las facilidades que le da el Breogán, que ayer le entregó la medalla de oro del club a través de su vicepresidente, David Mascato.

Un abrazo, dos nombres

El abrazo del matrimonio fue el momento más emotivo del homenaje. Ese, y el de los agradecimientos de Teri Portela a sus dos grandes apoyos. A su marido, por «estar siempre ahí» y por «remar en Tokio conmigo». Y a su hija, Naira, por esa frase escrita ya en piedra en la historia olímpica: ‘¡Mami, gana!' que «me dio la fuerza para afrontar la competición con toda la garra del mundo», compartió la subcampeona en Tokio.