En un albergue de peregrinos: las literas siguen vacías desde el pasado verano

b. c. VILANOVA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

A Corticela (Vilanova) afronta la Semana Santa sin reservas

28 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En las Rías Baixas hay oferta de alojamiento para todos los gustos y bolsillos. La gama va desde el cinco estrellas del Gran Hotel de A Toxa hasta las austeras pensiones y albergues. Estos últimos han crecido al pie del Camino Portugués; los de carácter público -solo los de Pontevedra y Meis están abiertos esta Semana Santa- y los de carácter privado. Vilanova, donde la Variante Espiritual da opción de hacer el itinerario jacobeo por mar, río arriba, ha visto abrir dos albergues en los últimos años. A Corticela es uno de ellos y, contra y viento y marea, funcionará esta Semana Santa, aunque los dos grupos de portugueses que habían reservado hayan llamado ya para anular. Con esta dinámica el negocio no da ni para cubrir gastos -los recibos del agua, la luz y la basura no perdonan- y los 400 euros de ayuda que recibe su propietaria no alcanzan. Ángeles nunca llegó a imaginarse cuando abrió el albergue hace dos años que tendría que pelearse con una pandemia, pero no queda otra. Pasado el confinamiento, ahora el reto es superar los cierres perimetrales que impiden cruzar a Galicia desde Castilla y Portugal a aquellos que quieren abrazar al apóstol. La peregrinación es un fenómeno internacional que arrastra a gente de todo el mundo. Las diez literas de A Corticela les esperan en cuanto abran las fronteras, aunque en el mejor de los casos solo se podrán ocupar cinco camas.