Dieciocho poemas de Daniel Garrido y una oportunidad para el himno de Vilagarcía

Serxio González Souto
SERXIO GONZÁLEZ VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

Una de sus hijas pone música en un cedé a las composiciones del histórico director del Castro Alobre, fallecido hace un año

03 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Nada ha sido normal a lo largo del último año. Mucho menos las despedidas. El 24 de febrero del 2020, en los prolegómenos de la omnipresente pandemia coronavírica, fallecía Daniel Garrido Castromán a los 82 años. Un vilagarciano de pro, profesor de Geografía e Historia, escritor y poeta, cuya dirección marcó una época en lo que hoy es el instituto Castro Alobre, entonces dedicado a la memoria de Calvo Sotelo. De una forma u otra, las hijas de Daniel han continuado la preocupación de su padre por la docencia. Y una de ellas, María Jesús, maestra en Rubiáns, da prolongación, además, al espíritu lírico que siempre acompañó al viejo enseñante.

Del sentimiento de pérdida y del diálogo en la ausencia con su padre durante los largos meses del confinamiento surge ahora un cedé con 18 temas. En la mayoría de ellos María Jesús pone música a poemas de Daniel, aunque tampoco faltan composiciones propias que, de todas formas, remiten siempre a su figura: «Mi padre me pedía y me pedía que le pusiese música a sus versos, pero siempre le daba largas. Cuando él murió, yo llevaba muchos años sin coger la guitarra. Tenía mucho tiempo para pensar después de una enfermedad tan larga, y solo seis días después escribí una canción para él que grabé en mi móvil. Y ahí se quedó hasta que cogí su libro de poemas, Da terra, do mar e do ceo, que se editó en el 2004, y así fue como comenzó este proyecto».

Dos canciones basadas en versos de Lorca y Machado completan un lanzamiento «humilde, autoeditado», cuyo centenar de compactos están prácticamente agotados ya y probablemente den pie a una segunda edición. El 10 % de lo que María Jesús ha recaudado con su venta irá a parar a Cáritas. El resto cubrirá los gastos de la producción, en la que Juan Carlos Porto ha sido una parte fundamental. «Juan Carlos me había dado clase de guitarra hacía muchos años. Los dos hemos trabajado mucho en los arreglos, al final prácticamente todos los días. Hay un tema, el que estaba en el teléfono, que se titula La última noche y relata las últimas horas en las que lo acompañé cuando se marchó, arropado por toda la familia. Juan Carlos me propuso hacer un montaje con fotografías, y ahí me quedé. Pensé que lo había superado, pero fue demasiado, no podía, y fue él quien lo terminó». Con una enfermedad así, nadie se llevaba a engaño. «Yo tenía claro que se tenía que ir, y el también, pero una cosa es aceptarlo intelectualmente y otra enfrentarte a la realidad cuando sucede. A mi padre lo veía en todas partes, hablaba con él, fue un verdadero diálogo que me sirvió como terapia y al final incluso me pesaba. Cuando lo acabamos, fue como dejar una mochila».

«Hay canciones emotivas, muy tristes, y también alegres. Mi padre le escribía a Carril, al mar y a las rías; hay versos relacionados con el Xacobeo, uno muy bonito sobre una peregrina enamorada, y dentro del registro de música tradicional hay también otros ritmos y estilos», explica María Jesús, que trabaja ya en otra colección de canciones. Centradas en sus propias ideas, sin abandonar por ello los guiños hacia su padre. Daniel escribió en su día un himno a Vilagarcía. Tal vez esta sea la oportunidad de verlo volcado sobre un pentagrama.