Entregar paquetes también sale a cuenta

Bea Costa
bea costa VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

Cada vez hay más establecimientos convertidos en puntos de recogida

13 feb 2021 . Actualizado a las 21:16 h.

Reinventarse. Es uno de esos conceptos que se ha puesto de moda durante la pandemia, y no por esnobismo. Nace de la necesidad de buscar alternativas para los creativos y los empresarios a la hora de afrontar la nueva coyuntura. Mucho se ha hablado de lo nuevos modelos de consumo, a través de Internet y los envíos por paquetería, y más se hablará en el futuro. Funcionaban antes de la crisis sanitaria y ahora pocas son las empresas que no exploran esta vía, no solo para vender su propia mercancía.

Los puntos de recogida de paquetería son más y tienen más trabajo. Con el permiso de la todopoderosa Amazon, librerías, ferreterías y hasta tiendas de alquiler de motos -caso de Rentvill en Vilagarcía- han diversificado su negocio entrando en las redes de los grandes distribuidores como Seur, UPS, GLS entre otros. El textil es el producto estrella; hasta el gigante Inditex recurre a este servicio a la hora de atender los pedidos.

Primero con el confinamiento, y después con los cierres perimetrales, ante la imposibilidad de ir de compras como toda la vida, el consumidor recurre a Internet para conseguir desde un chaquetón de segunda mano, pasando por una bicicleta estática a todo tipo de dispositivos tecnológicos.

Campañas como las rebajas, el Black Friday y las Navidades provocan un aumento notable en el volumen de mercancía que se mueve a través de estas redes de reparto, un negocio que, sin dar grandes beneficios, ayuda al empresario a cuadrar las cuentas a fin de mes; y, con suerte, el que va a recoger el paquete a la librería acaba comprándose una revista o un libro.

«Si antes servíamos cincuenta menús, ahora estamos dando diez»

La restauración está sufriendo especialmente los efectos de la pandemia. En estos momentos, solo puede abrir sus puertas para servir cafés y comida para llevar y, los menos, incorporan el servicio a domicilio. Pero el sector no logra retomar el vuelo. «Mal», esa es la respuesta que dan todos los empresarios consultados por esta redacción a la hora de calificar la situación. Ni siquiera los esfuerzos de los concellos por publicitar a través de sus cuentas de Facebook la oferta de los restaurantes que sirven comida para llevar -casos de Meis y Meaño- está paliando la debacle que implican las restricciones en vigor; a los cierres perimetrales se suma que no se puede traspasar el umbral de los locales y, con este panorama, son pocos quienes acuden a por un menú del día. «Si antes servíamos cincuenta menús ahora estamos dando diez», según informan desde el mesón O abuelo Peón, de Meaño.

En el coche

Algunos trabajadores, sobre todo obreros, siguen acudiendo a buscar el filete con patatas, que se sirve en una caja, emplatado, con cubiertos, pan y bebida, para que comer en el coche se haga lo más cómodo posible. Por supuesto, la cocina está bajo mínimos y una madre y su hija se bastan para atender los pocos pedidos que llegan a través del teléfono, de la plataforma digital a la que están adscritos o por la puerta, más de los primeros que de los segundos.

Un panorama similar describen a poca distancia de allí, en O Forcado, donde cifran en un 10 % el volumen de ventas con respecto a un día normal, aun en pandemia, y de este porcentaje el 80 % de sus clientes son obreros. Las comidas en familia de los fines de semana tendrán que esperar a mejor ocasión.

Lamprea sí, pero por encarga

A mayor categoría del restaurante, menor es la actividad. Algunos ni siquiera están operativos, caso de Casa Rosita en Cambados; otros solo trabajan los fines de semana, como El Ruedo en Vilagarcía, y algunos se limitan a trabajar a golpe de reserva, como Ribadomar, donde Manolo se pone a los fogones cuando hay un pedido, y eso solo está ocurriendo los fines de semana, según explica el empresario y cocinero. Pese a todo, este clásico de la restauración cambadesa no renuncia al producto de temporada, de modo que si alguien tiene el capricho de lamprea, la tendrá, eso sí, debe pedirla con un par de días de antelación.

Los bares y cafeterías resisten un poco mejor debido a las características del producto con el que trabajan. Siempre es más fácil coger un café o un bocadillo para llevar que una merluza a la cazuela, pero el mal tiempo tampoco anima a salir a la calle.

La restauración debe atender a los fogones y, también, a las plataformas «online»

La pandemia ha cambiado los hábitos de consumo de los usuarios en casa y en los restaurantes. Según informa la escuela superior de hostelería Barcelona Culinary Club, los restaurantes que ya contaban con servicio a domicilio han visto cómo sus pedidos aumentaban entre un 40 % y 50 % en estos últimos meses y cada vez son más los que trabajan con aplicaciones especializadas. En el caso de Just Eat, en el 2020 aumentaron un 200 % las altas de restaurantes.

«Sin duda, el sector ha entrado en una nueva etapa, la digitalización afecta a todas las áreas, no solo al pedido final, y los profesionales deben adaptarse a estos nuevos tiempos», apuntan desde la escuela de hostelería. De hecho, este centro de formación prevé un aumento de la demanda de profesionales orientados al campo online en todas las posiciones.

El San Valentín del covid-19

Otro estudio realizado por la aplicación Tenedor aborda como van a ser los hábitos de consumo en el primer San Valentín con pandemia y concluye que más del 60 % de las parejas tienen previsto celebrar este día; un 62 % lo hará en un restaurante, y la mitad de ellos optará por hacerlo al mediodía en vez que a la hora de la cena, eso siempre y cuando la normativa de la comunidad autónoma lo permita, que no es el caso de Galicia.

En cuanto a cómo ha afectado el covid-19 a las relaciones de pareja, el 38 % de los encuestados señalan que han salido reforzadas, mientras que un 85 % opina que encontrar pareja en estos tiempos ha sido muy difícil. El viaje a París sigue siendo el regalo más soñado en estas fechas, según se desprende de este estudio.