La incidencia a catorce días da por fin una tregua en O Salnés y el Baixo Ulla

Un mes después, el dato de la incidencia a catorce días, un buen termómetro para medir la intensidad de la dinámica del covid-19, ha bajado por fin, aunque sea ligeramente en la media de los concellos de O Salnés y el Baixo Ulla. Baja tras haber alcanzado los seiscientos puntos la semana pasada, cuando había comenzado el año en menos de la mitad. Y baja porque parece que, por fin, la situación en los municipios del norte de la provincia empieza a dar síntomas de mejoría. Todavía están en niveles altísimos, pero parece que por fin esa tendencia a la baja que comenzaba a asomar a finales de la semana pasada empieza a ser un hecho. Siguen Pontecesures (2.195) y Valga (2.062) por encima de los dos mil casos por cien mil habitantes, pero lejos de aquellos registros inasumibles de mediados del mes de enero. Catoira también baja a pasos agigantados y está en 450.

Al margen de las buenas noticias que suponen las bajadas en los municipios del Baixo Ulla, la estabilización que parece asomar en O Salnés es otro motivo para darle un pequeño toque de optimismo a un año que está siendo muy complicado con una tercera ola que nos está golpeando de manera muy dura. Es cierto que es una estabilización, una fase de meseta, con cifras muy altas porque solo O Grove está con cifras altas pero no altísimas. Bien es verdad que, a día de hoy, que algún concello esté por debajo de los trescientos casos por cien mil habitantes parece ya todo un logro. Vilanova sigue por encima de los 500 (514), Vilagarcía ya ha superado los 400, pero parece que se ha frenado y estaba ayer en 435 y muy cerquita aparece ya Cambados (429), que nunca ha conseguido rebajar sus cifras de manera significativa en esta tercera ola. Meis, que estaba rondando el millar de casos, parece que también ha comenzado a caminar por el feliz terreno de la cuesta abajo y está en 835. A ver si dura.

Dos muertos en el hospital

Por otro lado, el Sergas notificó este lunes tres nuevas víctimas mortales por el covid en el área sanitaria de Pontevedra y O Salnés. Son tres hombres de 92, 86 y 74 años que estaban ingresados en Montecelo el primero, y los otros dos en el comarcal de O Salnés, en Vilagarcía, y que fallecieron el sábado. Todos presentaban patologías de base que complicaron su evolución. Enero, que ya era el peor mes de la pandemia, acaba finalmente con 32 muertos. En diciembre y noviembre hubo 25. Esas 32 personas son una terrible cifra que conlleva un fallecido por cada jornada.

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