El Sergas aborda el cribado de las 33 familias del poblado de Cornazo

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

Un equipo sanitario se desplaza al mayor foco de contagios activos en Vilagarcía

24 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Once días después de que se detectasen los primeros casos de coronavirus entre sus habitantes, el Servizo Galego de Saúde (Sergas) emprende un cribado sistemático del poblado de Coruxo, en Cornazo, el mayor foco de contagios que permanece activo en Vilagarcía. La Policía Local, que acude allí esta mañana junto al equipo de profesionales sanitarios que se encargará de realizar las pruebas, confirmó ayer a sus habitantes el inicio de los test PCR. Los datos más recientes acerca de su situación indican que 28 personas han sido infectadas ya por el covid-19, aunque Ricardo Giménez, uno de los moradores del nucleo, afirma que a lo largo de los últimos días se han registrado más casos activos entre una población compuesta por 33 familias, cuyo número total de integrantes se mueve entre los 150 y los doscientos.

Ricardo relata que las cosas no están resultando precisamente fáciles en el poblado. «Hay mucha gente mayor, también niños pequeños y personas con discapacidades que no pueden moverse. Por eso queremos que las pruebas se puedan hacer aquí, porque si no muchos tendrían que ir a Pontevedra en autobús, y eso no puede ser», razona un hombre que, aunque afirma no presentar síntomas de haber sido contagiado, lleva dos semanas sin moverse de su casa por un sentido de precaución elemental.

Uno de los principales recursos económicos de los habitantes del núcleo de Coruxo es la venta en los mercadillos ambulantes, una actividad que ha caído en picado con la pandemia. «Hay familias que no tienen ningún ingreso desde hace días, gente sin saldo en los móviles y algunos que no saben leer y tampoco usar el teléfono», indica Ricardo. Por ello, insiste en que la presencia de un equipo que lleve a cabo las pruebas en el propio poblado resulta imprescindible a la hora de comprobar cuánta gente se ha infectado. Por lo pronto, añade, «algunos han tenido que ingresar en el hospital».

Vilagarcía se ha librado por los pelos de caer en el nivel extremo de las restricciones establecidas por la Xunta para tratar de contener el avance de la pandemia. Aunque el número total de casos oscila a diario, debido a las altas médicas y a nuevas confirmaciones, la tasa de incidencia continúa situada por encima de la barrera de los 250 nuevos positivos por cien mil habitantes a catorce días. El límite que, precisamente, marca el Gobierno gallego para aquellos municipios que, como O Grove o Cambados, están sometidos a las máximas limitaciones. La explicación de que la capital arousana no se sumase el lunes a ambos concellos probablemente tenga mucho que ver con el hecho de que muchos de esos contagios se concentren en un punto, precisamente Coruxo.

Controlar el crecimiento del covid en el poblado constituye, por lo tanto, un paso fundamental. Las cifras lo dejan bastante claro. Si ayer Vilagarcía contabilizaba 121 casos activos, la cuarta parte de ellos se han dado en el asentamiento de Cornazo.

Dos semanas sin ingresos ni poder ir a los mercadillos

Ricardo Giménez explica su caso. Él y su familia obtienen la base de sus ingresos de las ventas en los mercadillos ambulantes de Vilagarcía, Cambados y Portonovo. Entre la disminución de la actividad y el hecho de que lleven prácticamente dos semanas sin acudir a ellos, el dinero ha dejado de llegar. «Menos mal que nos traen alimentos -Ravella y Cruz Roja mantienen un convenio que permite suministrar productos básicos al poblado- y queremos agradecérselo al Concello y a todos los que nos están ayudando».

A Illa, desbordada por las infecciones, suspende las celebraciones de San Xulián

Dentro de la comarca de O Salnés, la situación sanitaria más preocupante afecta al municipio de A Illa. Con una incidencia de 1.678 casos nuevos por cada cien mil habitantes en los últimos catorce días, la evolución que ha experimentado en muy poco tiempo es nefasta. Tanto, que el alcalde, el socialista Carlos Iglesias, no ha dudado en levantar la voz para denunciar que no se le facilita más información que los casos diarios que va registrando el Servizo Galego de Saúde, y que el estado de cosas exige un cribado y un plan de contención específico. Ayer, el regidor dictó un bando en el que pide responsabilidad y civismo a sus vecinos y anuncia la cancelación definitiva de las tradicionales celebraciones de San Xulián.

«A incidencia dos contaxios no noso concello está sendo das máis elevadas do país, polo que levará tempo que esta situación mellore e se inverta a progresión», advierte Iglesias, quien recuerda la necesidad de que se cumplan las medidas de restricción en las fechas centrales de las fiestas, incluyendo el 7 de enero, la jornada dedicada a San Xulián. 

Hidrogel también en la calle

Desde el día 17, A Illa está sometida al nivel medio-alto de limitaciones, la categoría máxima que se aplica a los municipios cuya población se sitúa por debajo de los diez mil habitantes. La hostelería puede abrir, hasta un 30 % en el interior de sus locales y un 50 % en las terrazas, pero bajar la persiana a las cinco de la tarde, y el cierre perimetral es un hecho. El Concello insiste en el respeto a la distancia social, la ventilación de espacios cerrados y la utilización de mascarillas e hidrogel, también al aire libre.