Vilagarcía ha duplicado su número de contagios en apenas diez días

m. hermida / S. GONZÁLEZ REDACCIÓN / LA VOZ

AROUSA

CAPOTILLO

Montecelo suspende operaciones y habilita otra planta para pacientes de covid

25 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El 14 de octubre, Vilagarcía veía descender su número de casos activos en ocho personas. La cifra de afectados se situaba en 36, la más baja desde que, el 26 de septiembre, el municipio fue sometido a restricciones especiales para tratar de frenar la extensión del coronavirus. Aquello pintaba bien, pero la realidad ha demostrado que no era más que una falsa impresión. Ayer, la capital arousana registró un incremento de siete infecciones, con lo que son ya 72 los vilagarcianos afectados por el covid. El doble que hace diez días, justo el período ininterrumpido en el que la situación en la ciudad no ha dejado de empeorar. De forma paralela, 190 contactos de los enfermos ese hallan en seguimiento.

A Vilagarcía, que sigue en rojo en los mapas de la Xunta, la rodea un cinturón de municipios con un nivel de alerta amarillo, entre los que se encuentran Vilanova, Cambados y Caldas.

Traumatología no urgente

Corría el 8 de marzo cuando llegó al hospital de Montecelo el primer caso de coronavirus. El hospital iniciaba aquel día, sin saberlo aún, una auténtica revolución que le acabaría llevando, poco a poco, a suspender las operaciones no urgentes y las consultas y a dedicar todos los esfuerzos a los pacientes de covid-19. El día 1 de abril se vivió la peor situación, con 116 personas con el virus ingresadas. A partir de ahí, comenzó el paulatino descenso de personas hospitalizadas por la pandemia. A mediados de junio, por fin, el hospital, libre de pacientes con coronavirus, recuperaba su actividad quirúrgica normal. Desafortunadamente, Montecelo ya no está en ese punto. Si bien de momento no se llega a esa cifra de hospitalizados de abril, ya que ahora mismo son medio centenar, la situación empieza a ser preocupante. Y ya se han tomado decisiones drásticas. Así, a partir del lunes ya se aplazan operaciones de traumatología no urgentes. Si las cosas no cambian, también habrá que prorrogar intervenciones de otras especialidades.

Suspender operaciones es solo una de las medidas tomadas. También se están ampliando ya las camas para pacientes con coronavirus. Así, ahora, los ingresados ya ocupaban una ala de la planta de traumatología. Fuentes hospitalarias señalaron que también van a ocupar el otro ala. Eso sí, aún hay margen para llegar a lo que sucedió en la primera ola, cuando el hospital se dedicó por entero a estos pacientes.

En cuidados intensivos

¿Qué pasa con la uci? La unidad de cuidados intensivos tiene habitualmente diez camas. Y ayer había siete pacientes con covid-19 en cuidados intensivos -pero hay que tener en cuenta que también personas con otras patologías pueden estar en críticos-. Así que, si hiciese falta, se puede usar como uci tanto la zona de uce -unidad de cuidados especiales- como de la rea -unidad de reanimación-, al igual que ya se hizo durante la primera ola de la pandemia.

De algunas de esas decisiones que hubo que tomar para hacer frente a la presión hospitalaria derivada de la pandemia se habló en una reunión que mantuvo, el viernes por la tarde, la dirección del CHOP con el comité de seguridad y salud. El encuentro fue bastante tenso y reflejó las tiranteces que se están viviendo en el hospital -por ejemplo, hubo un evidente malestar del personal de urgencias por cómo se actuó con el brote en esta unidad-. La sensación entre algunos facultativos y otros sanitarios de Montecelo es que el hospital obtuvo muy buenos resultados en la primera ola en comparación con otras áreas sanitarias, donde la situación fue peor. Y que, sin embargo, en este segundo embiste del virus hay algunos problemas de gestión, como el citado caso del brote de urgencias o los actuales contagios de oncología.

Hay facultativos que temen llegar a la situación de la primera ola, cuando en Montecelo llegó a haber hasta seis plantas de hospitalización para el covid y en neumología hubo otorrinos, endocrinos, digestólogos, cirujanos y hasta traumatólogos rotando y echando una mano para reforzar los servicios con más actividad. Fueron días frenéticos que no deberían repetirse porque, tal y como indicaban fuentes hospitalarias, eso volvería a paralizar la actividad que no esté relacionada con el coronavirus, con el consiguiente riesgo de que haya enfermos crónicos que empeoren o que se incrementen otras patologías como las cardíacas.

Facultativos pontevedreses insisten en apelar a la responsabilidad individual para frenar el virus. Recuerdan que actualmente hay 32 brotes activos en el área sanitaria, con el inminente peligro que conllevan.