La crisis del covid-19 saca a la luz el alcance de la economía sumergida

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARCOS MÍGUEZ

Ravella recibe peticiones de auxilio de ciudadanos que tenían trabajo, pero no contrato

30 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que en el conjunto de España el peso de la economía sumergida equivaldría al 17,3% del total del Producto Interior Bruto. Una economía sumergida que tiene en los servicios uno de sus grandes nichos de pesca. La irrupción de la crisis de covid-19 paralizó la economía formal, pero también la otra parte de la balanza. Y a quienes estaban inmersos en ella. A todos aquellos que cobraban total o parcialmente en negro y que, con la actividad paralizada o ralentizada, se quedaron sin ingresos, pero también sin la posibilidad de pedir ayudas.

Vilagarcía no es ajena a esta dinámica. Así lo corrobora Tania García, concejala de Servicios Sociales, que asegura que el departamento que dirige está recibiendo muchas solicitudes de ayuda de personas que tenían trabajo y cobraban un sueldo, pero lo hacían sin contrato, con lo que se quedaron sin la posibilidad de agarrarse a un ERTE o incluso al subsidio del paro. O ciudadanos que tenían en esas cantidades cobradas en B el aporte necesario para llegar a fin de mes sin el agua al cuello.

Sin ningún ingreso

Son ciudadanos que se han quedado, literalmente, sin ningún tipo de ingreso y que están teniendo que recurrir a los Servicios Sociales para poder subsistir. Apunta Tania García que están recibiendo numerosas peticiones de mujeres que eran empleadas de servicio doméstico, pero también a trabajadores del sector servicios, como dos de las ramas con mayor incidencia.

Lo que está claro, según apunta la edil socialista, es que el drama económico está lejos de solucionarse porque las peticiones de ayuda al departamento que ella dirige siguen llegando, a pesar de que la economía se haya activado ligeramente durante el período estival.

La amenaza de lo que puede pasar a partir de septiembre tampoco pasa desapercibida para el departamento que dirige Tania García. Una de las circunstancias que traía consigo el inicio del curso escolar era la puesta en funcionamiento de los comedores, que contribuían a aliviar en parte el problema en muchos domicilios. Que puedan funcionar, será clave.

«Es muy duro tener que decirle a alguien que tiene que esperar por las ayudas»

Todos tenemos en mente los servicios que esta pandemia ha dejado claro que son imprescindibles, y que es imprescindible reforzarlos. Y a todos se nos va la mente hacia la sanidad y la educación, pero hay otro apartado que también se ha revelado como sumamente necesario durante esta crisis y no es otro que el de los Servicios Sociales. Y el primer paso, la primera petición de ayuda llega siempre al Concello, que no siempre tiene la varita mágica para poder solucionar el problema.

Sucede, por ejemplo, según apunta Tania García Sanmartín con las reservadas para las personas dependientes, que dependen en última instancia de la Xunta y que, denuncia la concejala, sufren un retraso importante en las valoraciones médicas. «Es muy duro tener que decirle a una persona que tiene que esperar por las ayudas. Cuando la espera, a veces, es de meses. Necesitamos que haya una respuesta más ágil», afirma García Sanmartín. La concejala asegura que no han recibido ni un céntimo de la Xunta, en un momento especialmente crítico. «Necesitamos más implicación de otras administraciones», subraya la concejala socialista.

En Vilagarcía, lo que sí se ha revelado como insuficiente es el espacio físico que el departamento de Servicios Sociais ante el aumento de personas que solicitan ayuda y, también, por las obligadas medidas de seguridad que hay que guardar. De ahí que estos días esté en obras para intentar acomodar las estancias a las nuevas circunstancias que ha traído del covid-19 de la mano. «Unas obras para garantizar una atención segura», concluye García.

El confinamiento y las secuelas físicas y psicológicas que ha dejado en las personas más vulnerables

Con la pesadilla todavía encima, parece pronto para hacer una estimación de la dura resaca que el confinamiento -y la latente amenaza de que se pueda repetir- haya podido producir entre la ciudadanía. Sin embargo, el equipo de Servicios Sociales de Ravella tiene claro que es más que notorio entre los ancianos.

«Está claro que el confinamiento ha dejado secuelas físicas y psicológicas en las personas más vulnerables», asegura García Sanmartín. Su departamento lo comprueba día a día y el deterioro es evidente, sobre todo en las personas con menos recursos.

La atención a las personas mayores, sobre todo a las que viven solas, fue uno de los principales focos en los que se volcó el Concello durante el confinamiento. Ravella puso en marcha un plan para dar apoyo a las personas de más de 70 años. La incidencia del servicio fue tremenda. En su primer mes de vida el equipo de apoyo realizó mas de 750 atenciones telefónicas y atendió a medio millar de llamadas. A veces, pidiendo ayuda para hacer la compra, pero otras solo para tener con quien charlar.