Abraham Boba, vocalista de León Benavente: «Ver asientos vacíos nunca es agradable, pero ahora es necesario»

CARLOS CRESPO VILAGARCÍA

AROUSA

La banda abre el ciclo Atlantic en Butaca en el auditorio de Vilagarcía, con aforo reducido y todo vendido

29 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado fin de semana debía haberse celebrado en Vilagarcía el Atlantic Fest. Pero hace meses que sus organizadores se vieron obligados a cancelarlo. Comenzaron entonces a barajar opciones para conformar al menos una mínima programación musical atendiendo a los requerimientos sanitarios exigidos. Esa reformulación ha terminado por concretarse en el ciclo Atlantic en Butaca, que hoy se inaugura con León Benavente en el auditorio vilagarciano, cuyo aforo se ha reducido en un 50 por ciento. Explica Susana Laya, responsable del Atlantic Fest, que aunque el ciclo En Butaca nace como una readaptación a las circunstancias impuestas por la pandemia, «es un formato que ha venido para quedarse», y que complementará a los Atlantic Days, al Emprende Gaiás y al propio festival. También los artistas han tenido que rediseñar sus agendas. El pasado sábado León Benavente arrancaban en Barcelona su Gira Extraordinaria. Las de hoy en Vilagarcía y mañana en Nigrán serán sus próximas escalas, tras suspenderse la del viernes en A Coruña.

-¿Cuáles fueron las sensaciones el sábado en el Nou Camp?

-Obviamente, extrañas. Con el estadio vacío a nuestras espaldas y el público solo en una parte de la grada tras la portería. Pero, por otro lado, el hecho de que tanto nosotros como el público hayamos estado durante tanto tiempo sin este tipo de eventos crea en todos una emoción especial que antes no existía. Supongo que una cosa compensa la otra.

-¿De verdad está seguro de que lo compensa?

-Quiero pensar que sí. Dejémoslo ahí.

-¿Y cuáles prevé que serán las sensaciones en un auditorio y con aforo reducido?

-Eso no nos resulta tan extraño. Durante esta gira ya habíamos hecho varios conciertos en teatros. En el Colón de A Coruña, por ejemplo. Supongo que la sensación será un poco parecida.

-El de esta noche va a ser un «sold Out» con asientos vacíos.

-Sí, está claro que ver asientos vacíos en el patio de butacas nunca es agradable, pero ahora entendemos que es necesario. Y tenemos mucho que agradecer que haya quien se las ingenie para poder seguir haciendo conciertos.

-¿Cómo se contiene en un auditorio toda esa intensidad que genera un concierto de León Benavente en una sala?

-Es otra forma de escuchar los conciertos. A mí personalmente me gusta bastante ver conciertos sentado porque estás más centrado en lo que se está ofreciendo, tanto a nivel de sonido como de propuesta escénica. En las salas estás menos atento a lo que pasa en el escenario. Se vive la música de otra manera.

-Este verano figuraban en el cartel de infinidad de festivales. ¿Cuál es la cita que más rabia le da perderse?

-Prefiero no pensar en lo que no se puede hacer. Prefiero pensar que hemos podido hacer 60 conciertos desde que sacamos el disco, en septiembre. Si llegamos a sacarlo en marzo, como les ha pasado a otros grupos, sería realmente dramático a todos los niveles. Por eso preferimos quedarnos con lo bueno. Y como no tenemos ni idea de cuánto tiempo van a tardar las cosas en volver a ser como antes, creo que lo mejor es empezar a trabajar en canciones nuevas y en ideas que podamos llevar a cabo en el futuro.

-En alguna ocasión ha dicho que intentan que cada disco sea una radiografía de cómo viven cada momento. ¿Cómo serán las canciones que radiografíen este?

-Pues no lo sé. Abordar los temas cuando están tan recientes no creo que sea una buena idea. Veremos qué queremos contar o qué podemos aportar a la forma de entender la vida y el mundo cuando termine todo esto. Pero por ahora no quiero pensarlo.

-¿Cree que se está siendo insolidario con la industria musical?

-Por fin se están tomando medidas, como estas que permiten que los festivales se reinventen. Pero es que más allá de los conciertos puntuales o de los festivales, de lo que se trata es de un problema de concepción global. Del valor que aquí se le da a la cultura. Y esta es una cuestión que debería abordarse desde la educación. Los niños deberían tener claro para qué sirve la cultura en un país. Y a partir de ahí posiblemente vayamos normalizando un ámbito en el que la pandemia no ha hecho sino evidenciar que todo lo que se había hecho en estos últimos años no eran más que apaños.