Indignación entre los ambulantes de Vilagarcía por los cambios en el mercadillo

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

Los vendedores consideran un peligro que el tráfico y los puestos tengan que convivir en Alexandre Bóveda

27 jun 2020 . Actualizado a las 15:46 h.

«Los vendedores ambulantes llevamos mucho tiempo esperando a que se reabra el mercado de Vilagarcía», explica una de las profesionales que todos los martes y sábados se desplaza a la capital arousana para instalar su puesto. Sin embargo, a primera hora de la mañana, muchos se negaron a montar sus puestos en cuanto vieron las nuevas condiciones impuestas por el gobierno local. La principal queja: el cambio de sistema que permite a los coches circular en doble sentido por la calle Alexandre Bóveda pasando muy cerca de donde deben instalarse los ambulantes. «Esto es un peligro total y nosotros venimos a ganarnos el pan, no a que haya una desgracia», aseguró Ricardo Jiménez, representante y patriarca de los ambulantes de Cornazo. El Concello, por su parte, ya anunció un nuevo encuentro con este colectivo para tratar de llegar a un acuerdo.

Enfado e indignación. Así se puede resumir el sentir de buena parte de los ambulantes que, tras tres meses parados, quisieron retomar su actividad en el mercado vilagarciano. «Si quieren reabrir el mercado tendrán que hacerlo en condiciones. ¿Dónde se ha visto un mercadillo en el que haya tráfico?», preguntaba una de las vendedoras. Otra recordaba que «tras los atentados se prohibió el tráfico en todas las zonas con aglomeraciones, como los mercadillos». Y ni siquiera los vecinos lograban entender el cambio. «Non é normal que habendo mercado poñan un carril bici e de tráfico», lamentaba. La principal queja se centraba en la calle Alexandre Bóveda, por donde los coches pueden circular ahora aunque haya mercado. Los ambulantes consideran que eso es un peligro para ellos —«puede venir un loco y llevarnos por delante», lamentaba uno de ellos—, y para los viandantes, pues los martes y sábados hay mucha más afluencia de gente en la calle.

Buena parte de estos profesionales se enterarona primera hora de las nuevas medidas del mercado y otros se quejan de que el Concello ni siquiera les avisó de que se reabría el mercadillo, «nos enteramos por el boca a boca». Así que, a las siete de la mañana, cuando llegaron a la zona y vieron las nuevas medidas se negaron a montar sus puestos. «No veo lógica en que nos coloquen aquí. Yo tengo tres niños, si un día me despisto, me los atropellan», insistió Jiménez. Los ambulantes lamentaron que ningún representante del gobierno municipal se desplazase a la zona para tratar de hablar con ellos y algunos aseguraron estar dispuestos a movilizarse si no se les daba una solución. Lo que tienen claro es que no volverán a trabajar mientras Alexandre Bóveda no se cierre al tráfico.

Ante esta situación, Jiménez reclamó al Concello una nueva reunión para, por las buenas, tratar de buscar una solución que satisfaga a todo el mundo. «Pedimos una solución, sobre todo, para esta zona -en referencia a Alexandre Bóveda- por el peligro que supone», añadió. El sistema, aseguraron otras ambulantes, tiene otras incomodidades «como que no podemos dejar los coches delante y divide todo el mercado en cuatro partes. Es que no tiene sentido ninguno esto que hicieron», afirmaba Arturo, otro de los vendedores.