Deterioradas algunas, ocultas otras, pero solo unas pocas desaparecidas, aquellas piezas hacen de la T que forman A Baldosa, Valentín Viqueira y Juan García un espacio único y, por añadidura, un elemento propicio sobre el que reedificar la singularidad de la calle de los vinos de Vilagarcía, que gracias a ellas es también la calle del arte, por mucho que se haya camuflado. Hace dos años, el Concello dirigió su mirada hacia este punto por primera vez en mucho tiempo y reunió a la mayoría de sus autores con el objetivo de diseñar una restauración que, sin embargo, continúa pendiente de ejecución.
En el entorno de A Baldosa trabajaron Uxío López, Xaquín Chaves, César Lombera, Manolo Chazo, Xurxo Alonso, Ciro Sánchez, Guillermo Charlín, Xan Paz, Eusebio Rivero, Víctor Rúa y Guillermo Pedrosa. Lo hicieron con mosaicos, módulos de fundición de hierro y acero cortén, porcelanato o vidrio. A excepción de las urnas que Rivero instaló para subrayar la importancia de la conserva para la economía y el comercio local, y de parte del diseño con el que Sánchez enmarcó el local de América Foto, sus obras siguen ahí.