Olvídese del papel higiénico; invierta en guantes de plástico

Antonio Garrido Viñas
Antonio Garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Mónica Irago

Asuntos tan habituales como separar la parte superior de una bolsa para que se abra requiere una dosis de paciencia o un toque de saliva en los dedos

09 may 2020 . Actualizado a las 22:32 h.

Una de las taras que me ha dejado como herencia mi más o menos calamitoso paso por el baloncesto reside en las manos. Varios dedos rotos después, hemos acabado con que para que el pulgar y el meñique de la mano derecha se puedan tocar necesitan un empujoncito de la otra mano. No todo era malo cuando te rompías un dedo, sin embargo. Uno de aquellos incidentes me sirvió de muy chaval para aprender a entrar por la izquierda con relativa soltura, algo que con los años fui olvidando. Manejar bien la izquierda en el baloncesto te lleva a otro mundo. Es un salto semejante a aprender a dividir por dos cifras. Yo lo conseguí porque de aquella te presentabas con un yeso en el pabellón y podías entrenar sin problemas. Lo de la rehabilitación era para los de la NBA y así quedaron los dedos. Es curioso, pero lo que no aprendí fue a escribir con la izquierda.

El asunto es que con la ya mencionada tara, asuntos tan habituales como separar la parte superior de una bolsa para que se abra requiere una dosis de paciencia o un toque de saliva en los dedos. Normalmente ambas cosas. Toda una metáfora del éxito: Alonso de la Torre presume de ser imbatible pelando patatas con un solo brazo y a mí me cuesta abrir una bolsa de plástico pese a tener todos los dedos.

Todo se ha complicado mucho más últimamente con la llegada del coronavirus. Ahora, a la entrada del súper ya te tienes que armar de todos los plásticos posibles. Enguantado y dispuesto para superar el reto te acercas a la zona de la fruta. Solo quieres coger una bolsa y ya llega el problema. Plástico contra plástico. Buff, lo que ya era una tarea complicada en la era pre-coronavirus ahora merecería entrar en las misiones de Hércules. ¿Por qué no usa la mano izquierda?, seguro que se preguntará más de un avispado lector. Pero vamos a ver, si me tuve que romper un dedo para aprender a botar con soltura un balón con la izquierda debería quedar claro lo que hay.

Pero, ay amigos. Todo puede empeorar, como así ha sido. Hace ya varios días que en el súper al que suelo ir no hay guantes; hay que embutirse las manos en unas bolsas. Imagínense la escena. Busqué luego la protección de la carnicería del barrio y fue ahí cuando la moral se vino abajo totalmente. También habían agotado los guantes de un solo uso y no los van a tener hasta junio. Todo un drama. O una oportunidad. Teniendo en cuenta que el amigo covid-19 parece que ha venido para quedarse y que la nueva normalidad tendrá en el plástico uno de sus compañeros de viaje, háganme caso: olvídense del papel higiénico y comiencen a acumular guantes de plástico. Les será más útil a corto plazo. Eso sí, que la fiebre por los guantes no les lleve a recoger los que cada vez más se ven tirados por la calle, que los guarros son más contagiosos.