García y Caamaño defienden su bipartito como un acto de «responsabilidade»

Pablo Penedo Vázquez
pablo penedo CATOIRA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

El socialista declara que «calquera intervención» de sus partidos en contra «é mal vida»

04 mar 2020 . Actualizado a las 19:48 h.

Presentaron la moción de censura a las nueve de la mañana en el registro del Concello de Catoira, pero antes de que a la una de la tarde explicaran ante la prensa sus motivos y parte de su pacto de gobierno, los votos matrimoniales de la extraña pareja formada por los líderes del PSdeG-PSOE y del PPdeG en el municipio vikingo, Alberto García e Iván Caamaño, circulaban ya por la localidad en la carta a los vecinos firmada por ambos, que el popular afirmaba sería distribuida en el día de hoy. Una carta en la que adelantaban que el mandato del nacionalista Xan Castaño, aupado el 15 de junio del año pasado por Caamaño y sus dos compañeras concejalas del partido de la gaviota en la corporación vikinga, llegaba a su fin. Un punto final que se escribirá en un pleno extraordinario el próximo martes 17, a las doce de la mañana.

García y Caamaño condensaron la defensa de los trece puntos que argumetan su moción de censura conjunta. Y también ofrecieron un par de pinceladas de un pacto de gobierno que el popular dijo harán totalmente público en los próximos días, que incluye la alternancia de ambos en la alcaldía y tenencia de alcaldía el mismo tiempo en lo que resta de mandato municipal, liberados, cobrando, apuntan, unos 20.000 euros menos que los 60.000 que estaría pagando el Concello por la nómina de Castaño.

Con gesto serio se vio a los futuros nuevos compañeros de gobierno, con Caamaño acabando de guardar en el baúl el traje de azote de García, cuyo relevo tras casi 30 años en la alcaldía había convertido el conservador en bandera de su candidatura en las pasadas elecciones municipales. Sobre este punto, el que se convertirá en teniente de alcalde durante el algo más de próximo año y medio tras la vuelta del socialista al cargo de regidor el día 17, asume que «moitos nos poden criticar e dicirnos ‘Sacastes a Alberto...’ Sacamos a Alberto para darlle unha oportunidade a outro partido [...] Démoslle unha oportunidade ao BNG, unha oportunidade que non é que non soubera aproveitar, é que non quixo aproveitala. Cun alcalde que non quixo dialogar, e que non cumpríu co pacto que fixemos, e que nunca quixo por escrito. Díxenlle que cumprira co seu deber, non cumpríu, e vémonos na obriga deste cambio». Por todo ello «decidimos entrar a gobernar da man de Alberto, e facer un goberno conxunto» con el que se compromete a «cumprir co prometido» durante la última campaña electoral, trabajando «polos intereses de Catoira».

García, que calificó a Xan Castaño de «alcalde accidental», reiteró sus críticas al nacionalista «porque non se pode gobernar con tres concelleiros, nin a golpe de decreto, nin que as cousas que se aproban nos plenos non se fagan, nin renunciar a subvencións que conseguira o anterior goberno». Tras defender la moción de censura por «responsabilidade [...] non nos queda outro remedio», el exregidor ve en el inminente cambio «volver á normalidade democrática, que foi expulsada do noso Concello. O 70 % dos votos téñenos os nosos dous grupos. Imos gobernar para máis xente, non só para 400 votantes». Asfaltado, aceras, contrataciones y limpieza serán los ejes centrales de la gestión del nuevo gobierno bipartito, adelantó Caamaño.

Sobre el anuncio de la inminente apertura de sendos expedientes por parte de sus partidos, los nuevos socios se declaran impermeables a sus hipotéticos efectos. ¿Temen la expulsión? «¡Home! Non me gustaría nada, porque eu son do Partido Popular. Nós imos mirar sempre por Catoira, [...] e se esa decisión a toma o Partido Popular, asumirémola», dice Caamaño, quien afirma que «Alfonso (Rueda) estaba avisado de que ía haber esta moción».

Por su parte, García defiende que «a agrupación local ten autonomía. O que está a falar non se debe só a un partido, débese principalmente aos mil e pico votantes que ten neste pobo. Polo tanto, calquera intervención de calquera partido sería unha intromisión, e calquera intromisión é mal vida. Non temo a expulsión», concluyó.