La Administración se lava las manos sobre el cableado que cruza el patio de una casa

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

La Secretaría de Estado para el Avance Digital le recomienda al vecino de Vilagarcía que padece esta situación que acuda al juzgado

19 feb 2020 . Actualizado a las 16:09 h.

Compra usted una casa, se dispone a acondicionar su patio posterior y se encuentra con que alguien lo ha cruzado con un grueso cable de telefonía a un metro escaso del suelo. En lugar de actuar a las bravas, como algún amigo demasiado resuelto le insinúa, localiza a la operadora responsable del desaguisado y la conmina a corregir el dislate, pero se topa con excusas y le dan largas y más largas. Hasta el punto de que se ve obligado a recurrir a la Administración competente en la materia, en este caso dependiente del Gobierno central. Y ahí se acaba su proceso de reclamación, porque, con exquisita educación, eso sí, el organismo de turno se lava las manos, archiva su expediente y le recomienda que, si por casualidad no está usted satisfecho, acuda al juzgado más cercano.

Esta es la situación a la que se ha visto abocado el vecino de Vilagarcía al que una compañía telefónica colocó un cable en el patio trasero de su casa, a una altura de apenas un metro, y ahí lo dejó estar hasta que el hombre, harto, decidió darle publicidad al asunto. «En principio parecía que Movistar -fue fácil de identificar, porque los cables señalaban claramente su nombre y el de Telefónica- se lo había tomado en serio, porque vino un operario por casa, pero al final lo único que hizo fue colgar el tendido de la antena de la televisión», lamenta Norberto Garanger mientras contempla lo que malamente se puede calificar de otra forma que de chapuza en toda regla.

 La operadora, de momento, ni ha hecho nada más ni le ha propuesto al damnificado una solución alternativa. Pero lo que verdaderamente llama la atención es la respuesta que la Secretaría de Estado para el Avance Digital le comunica acerca de la reclamación que interpuso, de forma paralela. «La ley no regula el modo en que los operadores deban proceder para instalar las redes en un tramo concreto de dominio privado», advierte el departamento, integrado en la Dirección General de Telecomunicaciones, dentro del Ministerio de Economía y Empresa. Así que, por tratarse de una cuestión de índole civil, «cuyo tratamiento no corresponde a esta secretaría, debe ser dirimida por la jurisdicción ordinaria, instancia ante la que deberá dirigirse el interesado, si lo estima conveniente».

En resumidas cuentas, carpetazo y a otra cosa. Mientras, Norberto y su familia se preguntan cómo es posible que se hayan visto envueltos en una escena kafkiana en la que no han tenido arte ni parte, con el más elemental sentido común de su lado, y sin embargo no tengan otra opción que pagar pleitos y abogados.

 La operadora se limita a levantar el tendido otro metro y a dejarlo colgado de la antena de la televisión

Junto a la respuesta de la secretaría de Estado, resulta particularmente llamativa la fórmula que empleó la empresa instaladora que, de parte de Movistar, acudió a casa de Norberto Garanjer para tratar de corregir este peculiar sinsentido. El cableado colgaba de cualquier manera, tan cerca del suelo que, verdaderamente, representaba un peligro en una vivienda en la que habitan, no ya una pareja adulta, sino también dos niños pequeños y un perro. No se puede negar que el operario que asumió esta tarea algo hizo, pero merece la pena detenerse en qué: el hombre levantó los cables otro metro, aproximadamente, solo para engancharlos de la antena de la televisión situada en uno de los aleros del tejado, es de suponer que para evitar que vuelvan a pender al nivel al que estaban.

Norberto no da crédito. «Si esto es una solución, que venga dios y lo vea, pero el caso es que a nosotros nos han dejado esto así y lo único que nos dicen desde la Administración es que vayamos al juzgado», explica, incrédulo, el vecino del barrio de Os Duráns. Lo peor de todo es que ni siquiera se niega a que el cable de marras sea recolocado para que, por ejemplo, recorra el muro de su propiedad. Claro que a través de una instalación que merezca tal nombre, no de esta guisa lamentable. «Lo único que la compañía nos dice es que es un problema con su subcontrata». Y el tiempo sigue corriendo.