Varios elementos han tenido que ser precintados debido a los daños que sufrieron
21 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.No está teniendo mucha suerte el parque de Matosinhos, que ha vuelto a ser el escenario elegido por los vándalos para hacer de las suyas. Varios de los elementos han tenido que se precintados tras los daños que sufrieron el pasado fin de semana. Los gamberros destrozaron un par de pasarelas que unen algunos de los árboles del lugar.
Es el tercer incidente de este tipo que sufre esa instalación, que es una de las que más ilusión despertó en el gobierno municipal por el concepto de un parque multiaventura para los chavales y por el lugar en el que está, que es una de las zonas de Vilagarcía en las que se ha producido una reforma más importante últimamente.
El primer incidente y, desde luego el más sorprendente, llegó antes siquiera de que estuviera abierto al público el parque. De hecho, estaba todavía en obras y fueron los operarios de la instalación los que descubrieron el desaguisado. Alguien cortó con una cizalla o con una herramienta similar el cable de acero que unía dos de los árboles. El incidente, premeditado puesto que no parece lógico que nadie ande por ahí con una herramienta similar y de repente se le ocurra semejante tropelía, retrasó la apertura del parque, que estaba ya prácticamente solo a la espera de que la hierba se asentara para que los técnicos dieran el visto bueno. Sucedió en los primeros días de octubre.
A los pocos días de que ya por fin se abriera al público llegó el segundo problema. Uno de los elementos perdió una tabla y también tuvo que ser reparada para que pudiera estar de nuevo preparado para que los niños puedan hacer uso de él.
El de este fin de semana también es importante puesto que los vándalos han conseguido desenganchar los cierres que fijan las pasarelas de madera entre los árboles, con lo que estas han quedado inutilizadas y han tenido que ser precintadas por el servicio de Emerxencias y Protección Civil.
El parque, por lo demás, ha dado también para algún rifirrafe entre el gobierno local y la oposición. Marea da Vila se quejó la semana pasada de que no aún no tenía bancos ni papeleras y desde Ravella le contestaron a su portavoz, María de la O Fernández, que ellos debían ser los únicos que no se habían enterado de que los bancos estaban siendo restaurados y que en breve retornarían a su lugar. Las papeleras también aparecían en el proyecto original y es de suponer que también serán instaladas en breve.
La instalación consta de ocho árboles del parque como vértices, y está fabricada con piezas de madera para mantener el diseño natural en la medida de lo posible. Los elementos están situados entre los árboles y se elevan a una altura de un metro.
El PP acusa al gobierno de Alberto Varela de abandonar las zonas infantiles
No fue en el parque de Matosinhos, sino en el de Carril que está en las inmediaciones de la playa, a donde se desplazaron representantes del PP para denunciar lo que consideran un flagrante abandono por parte del gobierno socialista de las instalaciones de ocio para los más pequeños. Los populares exigen a Ravella «unos parques infantiles de calidad y no sumados en el ostracismo como los tiene ahora. Los menores tienen todo el derecho del mundo a ir a jugar a espacios seguros, con elementos que no estén rotos o inservibles y eso, en Vilagarcía actualmente, es imposible».
El PP recuerda que lleva años exigiendo que se pongan en marcha planes plurianuales para la mejora y el mantenimiento de los parques infantiles y explica que escogieron el de Carril para hacer pública su denunciar por las quejas de quienes a él acuden. «la gran mayoría de los usuarios reivindica una mejora de la superficie de juego (suelo tipo caucho o similar), la reposición de piezas rotas y arrancadas, la eliminación del peligro manifiesto que suponen aristas y hierros irregulares y la dotación de un fuente y más papeleras», apuntan los populares. La formación de la gaviota apunta que tanto el Miguel Hernández como A Xunqueira necesitan una ampliación y que los parques de los barrios y parroquias «piden a gritos más inversión y más mantenimiento».