Loli Camba, de la gamela paterna al puente de mando

Pablo Penedo Vázquez
pablo penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

Apasionada del mar desde niña, Loli es pieza crucial en la aceleradora de nuevos valores de la vela gallega

06 ene 2020 . Actualizado a las 20:49 h.

«Siempre me gustó el mar». Y el mar correspondió al amor de la vilagarciana Loli Camba convirtiéndose en su sustento. No en la forma en la que sirve a miles de gallegos, que extraen de sus entrañas el producto que les proporciona el jornal con el que alimentar a sus familias. Loli Camba lleva toda una vida laboral ligada a la vela deportiva. Desde el 2015 en calidad de coordinadora de actividades del Centro Galego de Vela que gestiona la federación autonómica del ramo en el puerto de Vilagarcía, labor que compagina con su faceta de oficial nacional de regatas; aparcada su carrera como monitora nivel 3.

Al otro cabo del hilo conductor de su historia nos encontramos con una Loli en su tierna infancia: «Mi padre tenía una gamela a motor. En verano iba con él a pescar, o a dar un paseíto. Somos cuatro hermanas, pero las demás odiaban el mar. Solo me gustaba a mí». Con 12 años, recuerda, «un día vi la carta de actividades que el Liceo Marítimo -de Vilagarcía- les mandaba a los socios. Mis padres lo eran de toda la vida. Me llamó la atención que tenían vela, y quise apuntarme. Ahí me enganché, y no paré».

Regatista de las clases Optimist, Cadete y 420, con 18 años el rumbo de Camba dio un giro de 90 grados. «Dejé de navegar», cuenta. O al menos, de hacerlo buscando ir más rápido que los demás, para enseñar a otros a poder hacerlo: «Me hice monitora de vela bastante pronto, con 18 años, y ya empecé entonces a dar cursos y a entrenar equipos». Apenas adulta, la arousana descubrió que «me gustaba mucho enseñar a los niños, sobre todo a los más pequeños. Me resulta muy satisfactorio ver como van creciendo los chavales, como van ganando regatas, más que regatear yo misma». Una vocación que la animó a sacarse, en tan solo tres años, los tres niveles de técnico deportivo tras la regulación de dicha figura, el superior en el 2010.

Que nuestro rostro del deporte es una mujer de ideas claras lo demuestra que, en paralelo, con 18 años también se aplicase a sacar la titulación de oficial de regatas a nivel autonómico, añadiendo el de nacional a los 25, siendo aún hoy una de las pocas gallegas en poseerlo, y ejercerlo.

«En la base de los clubes de vela hay muchísimas niñas», apunta Camba, pero, no sabe explicar el porqué, hay muy pocas monitoras, y mucho menos oficiales de regatas. Función esta última esencial en la vela deportiva, por cuanto son los encargados de organizar las competiciones en el agua, desde el balizamiento y la disposición de las mangas, hasta la redacción de las clasificaciones. Una labor que exige «bastante carácter», resalta la arousana, ya que «al final de las jornadas los entrenadores te vienen a refunfuñar», los de aquellos deportistas no tan bien parados en el agua, claro.

Viajes de ida y vuelta

Loli Camba destaca que las mujeres pueden desempeñar tan bien como los hombres tanto la función de monitoras, como de oficiales; incluso «podemos tener algo más de mano con los niños». En su caso, a ello se puso en su club de origen, el Liceo Casino, desde el 2001 al 2008. Entonces «me ofrecieron ser la directora de la escuela de vela del Club Náutico Deportivo Ribeira», rememora. Y quizá allí seguiría de no decidirse a volver a Vilagarcía en noviembre del 2011 al tener su primera hija. De nuevo en el Liceo, formó parte de la media docena de técnicos que moldeaban el medio centenar de regatistas de una de las canteras de vela más potentes de Galicia. Hasta que en el 2014 la grave crisis que comenzaba a asolar a la entidad llevó a Loli y a su marido y compañero de trabajo, Juanjo Durán, a plantarse después de «muchos meses sin cobrar. Tiramos de la cuerda para ver si se rompía, o podía tener continuidad». Y resultó lo primero, con los deportistas del Liceo Casino repartiéndose entre Vigo y Sanxenxo. Entre ellos, un todavía niño Jacobo García, hoy subcampeón de Europa de 420.

«Ahí pensé en dejarlo», confiesa Camba. Pero «Bruno ?Gago- me engañó», relata con gracia, ofreciéndole la dirección del equipo de Optimist del club de Aguete, y tras un año al frente del mismo, proponiéndole acompañarlo al Centro Galego de Vela cuando Gago fue nombrado su director en septiembre del 2015. Como encargada de las actividades del mismo, rol que la lleva a ocuparse «desde la coordinación de cursos, regatas o alojamientos de deportistas en su paso por el Centro, a entrenamientos, convocatorias o viajes de las selecciones gallegas de clases estratégicas -de base y preolímpicas-», con una media de 70 regatistas al mes empleando las instalaciones.

La coordinadora de actividades del CGV arranca el 2020 con la satisfaccion del deber cumplido el año anterior, con el Europeo Júnior de 420 y 470 sirviendo de test de estrés para el Centro y sus profesionales: «Es el campeonato más duro que hemos hecho, y el que más satisfacción nos ha dado. ¡Ver que conseguimos sacar un campeonato de 500 regatistas haciéndolo todo súper bien!» anima a Camba a confiar en que la Federación Internacional de Vela le conceda a Vilagarcía un nuevo gran evento en el 2021. Y a ella a estar ahí para ayudar a contarlo.

Personal

María Dolores Camba Vidal nació en Vilagarcía de Arousa el 29 de Abril de 1983. Técnico superior en producción acuícola, nunca ejerció como tal: «Me gustó mientras estudiaba, pero al hacer las prácticas -en Pescanova- me dije: ‘Esto no es para mí’».

Deportiva Formada en la cantera del extinto Liceo Marítimo de Vilagarcía, del que fue técnico en dos etapas, la última ya como Liceo Casino, Loli Camba dirigió entre ambos ciclos tres años la base del Club Náutico Deportivo Ribeira. Posteriormente se ocupó del equipo de Optimist del Aguete, antes de incorporarse a la plantilla del Centro Galego de Vela, donde trabaja desde septiembre del 2015.