La limitación de 30 kilómetros por hora ya está vigente en 32 calles

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

Los conductores que excedan este tope se exponen a multas de 100 a 600 euros

29 dic 2019 . Actualizado a las 19:16 h.

Será difícil que en Vilagarcía se olvide alguna vez lo que ocurrió sobre el asfalto a lo largo del 2008. Aquel año se cerró con cuarenta atropellos y seis víctimas mortales. Un trágico despropósito que cogió a propios y extraños con el pie cambiado y, de alguna forma, marcó el inicio de la pelea por conseguir modificar definitivamente la forma en la que se circulaba por las calles de la capital arousana. Desde entonces, el casco urbano y determinados puntos estratégicos de Carril y Vilaxoán se han rodeado de aparcamientos disuasorios de uso gratuito, cuya capacidad roza ya las dos mil plazas a raíz del empujón que el gobierno local imprimió a su creación durante los últimos cuatro años. Otra de las bases sobre las que se asienta el calmado del tráfico es la limitación de la velocidad máxima por debajo de los 30 kilómetros por hora. La denominada zona 30 es una realidad que está vigente prácticamente en todo el centro, así como en el norte y el sur del municipio, con una especial incidencia en el entorno de los centros educativos.

Desde la implantación de esos 30 kilómetros por hora, el número de vías englobadas bajo esta medida no ha parado de crecer. La última referencia de la Policía Local apunta a 32 calles y avenidas que se distribuyen a lo largo y ancho de Vilagarcía. Superar en un solo kilómetro el límite puede acarrear un serio varapalo económico a los infractores. La multa mínima se paga con cien euros, que si se satisfacen en el plazo voluntario, renunciando a presentar alegaciones, se reducirán a la mitad. Existe un margen de veinte kilómetros en los que las sanciones se mantendrán en ese nivel inferior, que ni siquiera entraña la pérdida de puntos en el carné. Pero todo cambia a partir de los 50 kilómetros por hora.

Conducir en el filo de la limitación genérica de las vías urbanas es poco recomendable en el interior de las zonas 30. No solo por los problemas de seguridad que se asocian a pisar el acelerador, sino también porque el castigo se incrementa cuantitativa y cualitativamente: trescientos euros y la pérdida de dos puntos por circular entre los 51 y los 60 kilómetros por hora. A partir de ahí, la graduación de las sanciones se irá incrementando hasta los seiscientos euros y los seis puntos que implican pilotar a más de setenta kilómetros por hora. Esta multa superior es similar a la máxima que se aplica en las zonas 50 a aquellos conductores que rebasan los cien kilómetros por hora.

El radar del que se ha dotado la Policía Local es el principal instrumento con el que se mide la velocidad de circulación en el término municipal arousano, aunque de forma periódica es apoyado por el cinemómetro móvil que la Dirección General de Tráfico cede a los ayuntamientos de la provincia. La última campaña de la que se ha ofrecido un balance se desarrolló en el mes de noviembre. Dos calles englobadas en la zona 30, Arealonga y un tramo de Víctor Pita, fueron peinadas por los agentes. La amenaza del aparato medidor parece funcionar, puesto que el número de denuncias por exceso de velocidad se redujeron un 7 %.

La presión del radar ha logrado hacer descender

un 7 % el número de denuncias

El límite debe estar señalizado verticalmente

En principio, la velocidad genérica en las vías urbanas se establece en 50 kilómetros por hora. La ordenanza de circulación que Vilagarcía aprobó en el 2012 concede al Concello la potestad de limitar aún más este tope, situándolo en los 30 kilómetros por hora. Todas las vías en las que se aplique esta medida deben disponer de señalización vertical que advierta a los conductores de la obligación de reducir el ritmo de su marcha para evitar ser sancionados.