La depuradora de Vilagarcía se diseñó para una población de 30.000 personas

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

La última intervención de importancia en la estación de Ferrazo fue ejecutada por la compañía Espina y Delfín hace doce años. Marea na Vila pide información sobre la materia

06 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

No es de extrañar que la auditoría que Augas de Galicia encargó a la compañía Adantia, a fin de testar el estado de las depuradoras de aguas residuales de gestión municipal, concluya que la estación de Vilagarcía padece importantes problemas de capacidad hidráulica, entre otras deficiencias. El diagnóstico, basado en un trabajo de campo realizado en febrero, coincide con lo que la empresa concesionaria del servicio, Espina y Delfín, lleva años advirtiendo: las instalaciones de Ferrazo se han quedado pequeñas para las necesidades de una población que roza los 38.000 habitantes.

En realidad, la EDAR de la capital arousana fue diseñada en su momento para procesar las aguas residuales de un municipio de treinta mil habitantes. El complejo depurador fue construido a finales de los años 80, cuando el socialista Javier Gago desempeñaba la delegación provincial de la antigua Consellería de Política Territorial, Obras e Vivenda en el tripartito que presidió Fernando González Laxe. Los cálculos demográficos parecían razonables. Alrededor de diez años más tarde, en 1999, la población de Vilagarcía se situaba en 33.909 personas, una cifra todavía asumible a efectos de la depuradora. El padrón, sin embargo, tiró hacia arriba con fuerza a partir del 2002 para alcanzar, ocho después, en el 2010, su nivel máximo hasta el momento: 37.926 habitantes.

La lluvia como problema

Aunque ese pico no se ha repetido, la ciudad siempre se ha situado desde entonces por encima de los 37.000 pobladores. Una cifra ante la que las prestaciones de las instalaciones de Ferrazo se ven superadas. La auditoría de Augas de Galicia se hace eco, por ejemplo, de las infiltraciones de agua salda y de pluviales que padece la red de saneamiento. Cada vez que llueve con cierta intensidad, el volumen de agua que llega a la estación supera con facilidad el límite de veinte mil metros cúbicos diarios que la EDAR puede procesar. El resultado es lamentable. Si el sistema se satura, las aguas residuales acaban directamente en el mar. Es cuestión de pura lógica. De ahí la necesidad de que se acometa esa ampliación que la Xunta anunció en diferentes momentos. En el 2007, con el socialista Pachi Vázquez como conselleiro del ramo, al que la derrota del 2009 impidió avanzar. Y en el 2013, con el popular Agustín Hernández al frente del departamento autonómico, que ahora, seis años más tarde, se compromete a reactivar de una vez su plan de saneamiento.

Ha llovido ya desde la última inversión de consideración que se ejecutó en el complejo. Corrió a cargo de Espina y Delfín, que empleó en ella 307.000 euros. De aquello hace doce años.

Marea da Vila pide información sobre el estado de la EDAR

La portavoz de Marea da Vila, María de la O Fernández, lamentó ayer que los anuncios de inversiones de la Xunta coincidan «cun período preelectoral» en Galicia. En cualquier caso, y tras conocer la auditoría encargada por Augas de Galicia, la formación acaba de solicitar de la consellería información actualizada sobre la depuradora y su proyecto de ampliación. Lo hace a través del diputado de Podemos Galicia dentro del Grupo Común da Esquerda, Marcos Cal.