Y todos se mojaron ayer en Vilagarcía

ELISA PÉREZ / LUCÍA SEIJAS / a.g. VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

La Festa da Auga volvió a acoger a miles de personas, con actividades para todos los públicos

17 ago 2019 . Actualizado a las 10:50 h.

Si por algo se caracteriza Vilagarcía cada 16 de agosto es por ser capaz de reunir a gente procedente de todas las esquinas de Galicia, que acuden a la localidad para disfrutar de un buen chapuzón a golpe de manguera. Este año no fue la excepción. El municipio recibió la visita de miles de personas que no quisieron faltar a una de las grandes citas veraniegas de la comarca. Familias, jóvenes, y algunos no tan jóvenes, esperaron impacientes a que cayese el primer caldero de agua. Tras el pregón, la fiesta estaba asegurada.

Pistolas de agua, cubos o botellas de plástico. El objetivo principal era mojarse, no importa el cómo. Todo aquel que se atrevió a entrar en el centro de la ciudad terminó empapado, de la cabeza a los pies. Y eso no resultó ser un problema, pues el calor que se vivió en el día de ayer hizo que el agua se convirtiese en un bien preciado para todo el mundo. Los bomberos fueron los que se encargaron de que nadie quedase impoluto. Desde las plataformas, instaladas en la plazas y calles más transitadas, repartieron manguerazos a diestro y siniestro. También desde los balcones y azoteas de los edificios, muchos vecinos aprovecharon cualquier recipiente a mano para bautizar a los más fiesteros. El Concello facilitó esta tarea con la colocación de aspersores en la plaza de Galicia, donde los más avispados recargaban sus pistolas para atacar a todo aquel que se cruzase en su camino.

La música siguió sonando en los principales locales del centro vilagarciano, donde los rezagados continuaban incansablemente la fiesta de la noche anterior, llenando varias vías de la localidad, y algunos todavía con la copa en la mano. En el otro lado de la celebración los más pequeños disfrutaban también del evento, aunque de una forma distinta. La plaza Ravella reunió a múltiples niños y niñas, que gozaron de una mañana de diversión en los hinchables.

Con el reloj superando ya las tres de la tarde, las calles arousanas comenzaron a vaciarse. El sonido de las máquinas de limpieza comenzó a sustituir a la música, y los asistentes fueron retirándose para poder descansar después de una larga jornada festiva. Vilagarcía despedía así uno de los mejores y más esperados días del año, del que muchos vilagarcianos y visitantes ya han iniciado la cuenta atrás para volver a mojarse en la próxima edición de la Festa da Auga.